Clotario Blest Riffo, luchador social y sindical que,
envuelto en el calor de la clase trabajadora,
jamás retrocedió en lucha por una sociedad justa.
Nacido hacia fines del siglo XIX, fue uno de los hombres más representativos del siglo pasado, pues se involucró en cuanta lucha el pueblo dio: por la defensa de los derechos humanos, sindicales, culturales… y no fue extraño entonces que durante todos y cada uno de los gobiernos chilenos fuese perseguido, maltratado, exonerado, encarcelado y cuanta otra cosa más se les ocurrió a los “mandamases” de este apartado país. Y sin embargo, nunca cejó, muy por el contrario, se les vio más activo y peleador, ya sea en el seminario, desde donde lo expulsaron por practicar el verdadero cristianismo o inclusive desde la propia Centra Única de Trabajadores de Chile (CUT), donde tuvo un rol preponderante, y lugar del cual fue apartado por su acratismo.
Según nos cuenta, nació en el seno de una familia pobre, por lo cual supo de hambre y miserias, de zapatos rotos y de tener que trabajar para poder estudiar. Esta vida, común a la clase trabajadora de hace un siglo, marcó profundamente los valores del pequeño, por lo que decidió dar un sentido social a su lucha como hombre: comprometido con el empeño de los trabajadores por su liberación, conoció las perspectivas de cuantos grupúsculos politiqueros existían y merodeaban a aquellos que laboraban horas y horas, sin más afán que conseguir votos y prebendas para sus partidos y caciques. Una crítica dura y violenta tuvo que guiar la mirada y acción de este empleado fiscal para comprometer su acratismo en la lucha denodada por la emancipación de los más pobres, haciendo del llamamiento de la I Internacional un principio fundamental que señalará su camino: “La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”.
Hoy -cuando ya han pasado muchos años desde su nacimiento un 17 de noviembre de 1899-, cuando la clase trabajadora, maltratada e ignorante de sus derechos, te saludamos “Don Clota” y hacemos votos por que la lucha que diste no caiga en el vacío. Porque tal como han demostrado los siglos, nada conseguiremos bajando la vista y haciendo como que nada pasa. “Unidad, unidad, unidad… la unidad de la clase trabajadora la hará invencible”, decía. Unidad y lucha social.