Filosofía: «¿Qué es, la anarquía?», por Helios en «El Sembrador» (#4, 1922)

Terencio, comediante latino, pone en boca de Cremes, un personaje de su comedia “El atormentador de sí mismo”, una frase, quizás, conocida: “Homo sum. Nihil homini me alienum puto”, que traducido sería “Humano soy. Nada humano me es ajeno”. Una frase a partir de cual construimos, por ejemplo, nuestra idea de una historia de las ideas anarquistas en la antigüedad griega, porque nos recuerda a Elíseo Reclus en su “Ideal Anarquista”, cuando decía que la “anarquía no es una teoría nueva”, ya que siempre ha habido hombres y mujeres que se han opuesto a la autoridad. Pero ¿qué hay detrás de todo esto? La idea de que el anarquismo no es ajeno a la historia del pensamiento humano. Max Nettlau ya lo dice al comienzo de “La anarquía a través de los tiempos”, y es lógico que así sea: como teoría y práctica de la vida humana, la anarquía porta consigo toda la historia de la humanidad, sin dogmas y abierto al aprendizaje.

El texto que presentamos hoy (y que archivamos en Filosofía), nos habla de esto desde una perspectiva muy cotidiana, mediante un breve reflexión. No necesitamos ser eruditos para comprender que el hombre y la mujer han de ser, ante todo, ingobernables.

Helios, que escribió en varios periódicos de la prensa anarquista chilena de comienzos del siglo XX, era de Buenos Aires. Y aquí nos señala aquello que desarrollamos recién:

La vida de la humanidad es nuestra propia vida.

A partir de ahí, el principio de solidaridad y apoyo mutuo se expande a todos los ámbitos de la vida, visto (y en esto nos remitimos, por ejemplo, a Salvador Seguí o Anselmo Lorenzo) desde una perspectiva individual:

Tratemos de ser mejores de los que somos porque sabemos que de esa manera mejoramos a los demás.

Algo que tiene que ver, simplemente, con la moral anarquista, que según Piotr Kropotkin (aunque esto lo dice Lebedeff respecto a la Piotr en el prólogo a la “Ética”, 1925) es simplemente humana. Y este era, también, el principio que figuraba en el carnet de la CNT. Pero Helios, aquí, trata de ir más allá de esto y preguntarse por la naturaleza humana, discusión que sí debemos tener las y los anarquistas:

¿Qué hay en lo hondo de nuestra naturaleza, que nos impulsa a vivir, a meditar, a luchar y mejorarnos constantemente?

Ese algo, dirá Helios, es la inquietud. Una inquietud que mueve los espíritus, que anima la rebeldía, el arte, las luchas del pueblo, el amor en la mirada y en los labios del/a amad@, la bondad, la investigación, el cariño de nuestras madres. Es la vitalidad del cuerpo y del pensamiento, que, ante todo, deben desenvolverse en total libertad, en absoluta libertad, en el hombre y en la humanidad.

Le dejamos el texto, que es muy breve y recomendable:

¿QUÉ ES, LA ANARQUÍA?

Hay palabras que nos elevan y nos humanizan con el influjo de su significado, como las miradas de una mujer amada, el beso desinteresado y confortante de una madre o el apretón de manos y la sonrisa de un amigo sincero. Todo esto constituye en nuestra vida un motivo de acercamiento entre los hombres. Amamos la vida por amor a la humanidad. En el fondo de nuestra naturaleza existe un sentimiento que nos liga y nos complemente en la gran familia hermana. Los errores y las desgracias, productos de la ignorancia unas veces, consecuencias del ofuscamiento de ciertas enfermedades mentales otras, nos afectan y nos conmueven a todos. La vida de la humanidad es nuestra propia vida. Tratemos de ser mejores de los que somos porque sabemos que de esa manera mejoramos a los demás ¿Por qué, sino, el sabio investiga, el artista da formas y armoniza los sonidos, los colores, las palabras? ¿Por vanidad? ¿Por qué muere o se expone el médico a curar al paciente; por qué el hombre de ideas, lucha y afronta la cárcel y el destierra cuando no la muerte? ¿Por vanidad? ¿Por qué nos indignamos y protestamos ante una injusticia; por qué ponemos nuestra vida en peligro por salvar la de un semejante que a lo mejor ni siquiera conocemos? ¿Por vanidad? ¿Por qué, unos hombres se someten y se dejan arrebatar el fruto de su trabajo por otros hombres que no hacen nada? ¿Por vanidad, también? ¡Oh, no, dejémonos de simplezas! ¿Qué hay en lo hondo de nuestra naturaleza, que nos impulsa a vivir, a meditar, a luchar y mejorarnos constantemente? ¿Fantasías, quimeras, sueños? No, hay algo que es superior a todo eso, y ese algo es la inquietud, la fiebre, el afán, que pone el artista en su obra, el sabio en sus investigaciones, el pueblo en sus luchas por la libertad, el rebelde en el calor de sus discursos, la amada en sus labios, el amigo, el compañero en su bondad sincera y franca, la madre en su cariño; ese algo es la acción que crea el pensamiento, la luz del espíritu que anima y vitaliza la vida del hombre y de la humanidad. ¿Comprendéis ahora, lo que es, la anarquía?

¡Acción, humanidad!, libertad!

Entonces, por la anarquía, trabajemos, luchemos hasta llegar.

HELIOS (B. Aires) [El Sembrador #4, año I, Sábado 16 de septiembre de 1922, Iquique, Chile]