El 23 de noviembre de 1912, cuando se editó el número 36 del periódico «El Trabajo» de la Federación Obrera de Magallanes (FOM), se agregó un pequeño texto de Elíseo Reclus, una reflexión quizás, extraída de no sabemos qué texto. Llama la atención, sin duda, porque rebate las tesis de historiadores como Sergio Grez Toso, que sostienen que la influencia anarquista en la FOM fue posterior, señalando fuentes de extraña procedencia y citando los primeros números del periódico «El Trabajo». Lo extraño es que los primeros números del periódico están mutilados. Encontrar uno de ellos actualmente que esté en perfecto estado sería difícil. Y, seguramente, cuando Sergio Grez leyó el nombre de Reclus (si es que lo hizo) en el periódico de 1912, no fue capaz de asimilar la influencia anarquista entre los trabajadores de la FOM. Esto, sin duda, son problemas a los que nos enfrentamos cuando se trata de hacer una historia del anarquismo desde la perspectiva marxista.
Incluso, es necesario señalar, que ya en 1913 aparecen textos de anarquistas como Rafael Barret y Ricardo Mella, o de autores muy cercanos al pensamiento ácrata como José Ingenieros y Alejandro Sux. Claro que debemos agregar que estos autores se enmarcan dentro de la diversidad de pensadores que eran citados en el periódico, como la publicación completa de «El Contrato Social» de J.J. Rousseau desde el número 73 en adelante. No obstante, este punto no significa que la influencia anarquista haya sido posterior, tal cual señala Sergio Grez.
En fin. Dejamos a vuestra disposición este breve texto de Reclus, que lleva por título «La Pena de Muerte»:
La Pena de Muerte
La pena de muerte es inútil. Pero ¿es justa? No es justa. Cuando un individuo se venga aisladamente, puede considerar a su adversario como responsable, pero la sociedad, tomada en su conjunto, debe comprender el lazo de solidaridad que le une todos sus miembros, virtuosos o criminales; y reconocer que en cada crimen ella tiene su parte. ¿Ha cuidado de la infancia del criminal? ¿Le ha dado una educación completa? ¿Le ha facilitado los caminos de la vida? ¿Le ha ofrecido siempre buenos ejemplos? ¿Ha procurado que tenga los medios de permanecer honrado, de regenerarse después de una primera caída? Si nada de esto ha hecho ¿no puede el criminal tacharla de injusta?
Elíseo Reclus
[Extraído del «El Trabajo», Noviembre 23 de 1912, Ano II, N°36, Punta Arenas, Chile]