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Hemos discutido en torno a este trabajo durante algunos varios meses. No lo hemos expuesto en ninguna jornada de estudios, por lo que la discusión es todavía una invitación para acercarnos a la geografía anarquista. El texto está en formato PDF en la sección Geografía, así que lo pueden imprimir de forma más ordenada y leer, además, el resumen de esta investigación.
Desde la geografía al servicio del Estado o del capitalismo, la geografía económica es el estudio de los recursos naturales en relación a las ocupaciones productivas humanas y su distribución en el espacio geográfico, explicando su localización en términos de sus interrelaciones con otras regiones con respecto a las economías capitalista o socialista, ya sea en beneficio del mercado o del Estado. A modo de ejemplo, el “Prólogo” de la serie Geografía de Chile del Instituto Geográfico Militar, escrito por el dictador militar chileno Augusto Pinochet Ugarte, señala: “La organización económica en su análisis temático de la distribución, formas y procesos de ordenamiento espacial de los principales sectores económicos del país, deriva en el tratamiento de las actividades mineras, industriales, agropecuarias, forestales y pesqueras, así como la energía, los servicios, el transporte y las comunicaciones, el comercio y las finanzas, a partir de cuyo análisis se intenta estructurar los sistemas areales de síntesis.” [IGM, “Prólogo”], enfatizando que este análisis geográfico sirve al país por cuanto “vive un proceso de desarrollo económico que exige contar con un máximo de conocimientos sobre sus condiciones, limitaciones y posibilidades, al alcance del inversionista, el poder público, la empresa privada y las diversas instituciones educacionales, que tienen la responsabilidad formadora de quienes darán nuevos impulsos a la Nación.” [IGM, “Prólogo”].
Sin embargo, para la geografía anarquista, la importancia y alcances del estudio espacial de la producción y el consumo adquiere señas más allá de la distribución espacial como elemento explicativo e importante para el “inversionista”, como aprendizaje educativo e identificatorio del ciudadano con la patria o elemento estratégico en el establecimiento de políticas sociales, económicas o militares; la geoeconomía de raíz kropotkiniana sienta las bases de una crítica a la configuración espacial de las actividades humanas derivadas de la economía capitalista y de la actuación del Estado como productores de desigualdades, jerarquías y dependencias económico – regionales. Según Martin Buber, el anarquista ruso “opone a la exageración progresiva de la división del trabajo y de la especialización el principio de una integración del trabajo, la combinación de una agricultura intensiva con una industria descentralizada” [Buber. 1955, p. 65] en un marco que propone una “nueva unidad social” que tiene en cuenta y valora la evolución de la técnica en beneficio de la expansión de los derechos de la humanidad.
Dado este contexto, iniciamos una reflexión teórica y metodológica del trabajo geoeconómico de Pedro Kropotkin, centrada principalmente en la obra Campos, fábricas y talleres, teniendo como base el análisis geográfico anarquista [1] y lo que éste puede aportar en la discusión sobre economía y autogestión en referencia al comunismo libertario, en momentos cruciales para un nuevo siglo.
En Campos, fábricas y talleres,Pedro Kropotkin comienza colocando en tela de juicio a Adam Smith y su escrito sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. Partiendo de una referencia al texto, se lanza a describir las divisiones y subdivisiones económicas, sociales y espaciales producto del sistema económico capitalista industrial. Por lo tanto, para Kropotkin, la geografía como modo de análisis social, asume un juicio total a la modernidad industrial que destruye las identidades y trabajos tradicionales, entre ellos al artesano y al campesino, así también a las comunidades y solidaridades laborales.
La crítica al tipo de economía política de A. Smith, se relaciona con otra sobre el “funcionalismo espacial y económico” de las naciones. Kropotkin señala que sólo se puede aceptar un funcionalismo temporal de las regiones y de las labores realizadas por las personas, en el contexto de la división y subdivisión internacional del trabajo. El geógrafo ruso asume una posición centrada en la idea de que los máximos beneficios sólo devienen de la “integralidad” de las funciones regionales espaciales y de las labores humanas, es decir, de una real integración de las actividades de los sectores económicos emplazados espacialmente en base a sus relaciones con el ambiente en que se desenvuelven ya sea para la autoproducción, ya sea para el autoconsumo. Identifica por ello un proceso de cooperación mutua entre los sectores económicos de la agricultura y la industria, entre las regiones rurales y urbanas, unas sostienen a las otras y viceversa [2].
Será un primer pilar de su análisis geográfico la crítica a la especialización de las naciones desde la mirada socio – espacial. El demoledor juicio a la teoría económica de A. Smith se transforma así, en los primeros capítulos, en uno sobre la especialización de las naciones que se proyecta en los efectos espaciales de ésta sobre la Humanidad y el medio ambiente, y en la subdivisión del trabajo, en particular, entre trabajador urbano y campesino. Él mismo escribió: “También las naciones se niegan a ser especializadas. Cada una es un compuesto agregado de gustos e inclinaciones, de necesidades y recursos, de aptitudes y facultades. El territorio ocupado por cada región es igualmente un tejido muy variado de terrenos y climas, de montes y valles, de declives, que conducen a variedades aún mayores de territorios y de razas. La variedad es el carácter distintivo, tanto del territorio como de sus habitantes; y es lógico también una variedad de las ocupaciones” [Kropotkin, 19–, p. 7]. Aún más claro, “Pero el presente sistema industrial, basado sobre la especialización permanente de las funciones, lleva ya en sí mismo los gérmenes de su propia ruina” [Kropotkin, 19–, p. 9]. Parece vislumbrarse desde entonces una propuesta de autonomía económica de las regiones, un tipo de autarquía que tiene como base una posible diversidad del mercado interno, cristalización de los elementos y factores naturales de los múltiples espacios que pueden componer una misma región. He aquí una posible solución a los problemas de dependencia y dominación producidos por la especialización capitalista.
Según lo anterior y recordando a Eduardo Galeano con aquella fulminante frase con que comienza Las venas abiertas de América Latina, “La división internacional del trabajo consiste en que unos pocos países se especializan en ganar y otros en perder”: perder riquezas naturales, perder justicia social, perder libertad en manos del mercado capitalista estatal o privado. En este punto, Kropotkin acentúa un análisis sobre la explotación capitalista colonial de los recursos naturales -propio de su observación de la sociedad que le toca vivir a fines del siglo XIX-, de la centralidad comercial, y por lo tanto, de la dependencia de la economía mundial que se orienta desde regiones rurales o marginales a industriales. Establece sólidos argumentos en contra de un tipo de economía a escala planetaria guiada por Gran Bretaña para la época que él analiza. Los argumentos falsos o errados en torno a la justificación de algunas naciones como productoras de recursos primarios y otras de manufacturas, están dadas por los desarrollos desiguales tecnológicos y de infraestructura logística y de transportes de la economía capitalista moderna. Las ventajas económicas de algunos países de Europa occidental del siglo XIX, están fundamentados en procesos de desigualdad espacial, desarrollados en virtud de la competencia productora y especializadora. Kropotkin, entonces, irá revelando cómo la economía imperialista de los siglos XIX y XX que se viene a imponer terminará convirtiéndose en una economía global caracterizada por la rapidez e interconexión mundial. Dice, colocándose en lugar de un europeo occidental: “[…] todos son nuestros tributarios. Los hombres de todas las razas contribuyen, con su participación, a suministrarnos nuestros principales elementos y artículos de lujo, telas sencillas y géneros ricos, en tanto que nosotros les enviamos nuestra superior inteligencia, nuestro conocimiento práctico y nuestras poderosas facultades de organización, industriales y comerciales. ¿No es un gran espectáculo este activo y complicado cambio de productos entre todos los pueblos que tan rápidamente se ha desarrollado en pocos años?” [Kropotkin, 19–, p. 10 – 11].
Un segundo punto interesante en el escrito de Pedro Kropotkin es la forma de justificar sus argumentos, desarrollando una metodología sustentada en la integralidad del análisis histórico-económico-espacial, señalando para ello: “volvamos la vista ochenta años atrás…” [Kropotkin, 19–, p. 11]. Las guerras imperialistas del siglo XIX se llevaron a cabo por intereses económicos y no sólo políticos. Ejemplo de ello son la expansión y explotación de y en las industrias del carbón, acero, transportes, y sus implicaciones para las “terribles condiciones de los trabajadores industriales” [Kropotkin, 19–, p. 12]. Esto mismo lo señala en el capítulo La Guerre. Rivaltés Industrelles de La Science Moderne et l’Anarchie: “En effet, toutes les guerres que l’on a eues en Europe depuis cent cinquante ans furent des guerres pour des intérèts de commerce, des droits á l’exploitation”, [Kropotkin, 1913, p. 287] acentuando también las terribles consecuencias de la pérdida del trabajo de cientos de miles de trabajadores. En el capítulo La Guerre et l’Industrie, dice: “Chaque guerre est la destruction d’un formidable matériel, qui comprend non-seulement le matériel de guerre proprement dit, mais aussi les choses les plus nécessaires pour la vie de tous les jours, de toute la société: le pain, les viandes, les légumes, les denrées de tout sorte, les bêtes de trait, le cuir, le charbon, les métaux, les vêtements. Tout cela représente le travail utile de millions d’hommes pendant des dizaines d’années, et tout cela será gaspillé, brûlé ou jeté à l’eau en quelques moi.” [Kropotkin, 1913, p. 302]. Junto a los métodos de explicación histórica, y gracias a estos, Kropotkin utiliza en la comparación espacial sobre las desigualdades económicas de las naciones europeas, datos duros: ramas de la producción, número de fábricas, capacidad promedio de producción en dinero de las industrias y de los obreros en los países como Rusia y Alemania, índices de importación y exportación; buscando explicaciones en las distinciones entre los propietarios rurales, en los procesos migratorios y la formación de un “ejército de manos disponibles”.
Es imposible negar que el desarrollo de la economía industrial se deba a una posición de renovación tecnológica obligada por los nuevos adelantos militares, técnicos, de transporte y otros, que incrementan en ciertas regiones o países la productividad en términos cuantitativos y cualitativos, ayudándonos a describir la realidad europea antes de la 1° Guerra Mundial. Sin embargo, la geografía kropotkiniana de tipo “industrial” se orienta, apuesta, por una descentralización futura. ¿Qué significa esto? Significa el nacimiento de nuevas regiones económico – productivas tanto en Europa, América y Asia, ejemplo de ello serían, según Kropotkin, Brasil, México e India. La descentralización de la producción industrial está en directa relación con el término absoluto de una economía monopólica que no puede aguantar el desarrollo de la técnica, los nuevos mercados, la educación técnica y la amplitud de los conocimientos. Pero de por sí no hay que confundir a primeras la descentralización industrial, en tanto concepto geográfico económico, con un federalismo económico de tipo industrial. El primer tipo de descentralización industrial explicada por el anarquista ruso se enmarca en el análisis del desarrollo económico del capitalismo industrial del último cuarto del siglo XIX. Kropotkin construye entonces un mapa de los desarrollos industriales nacionales, principalmente europeos, identificando direcciones y distribuciones de los flujos comerciales, adentrándose en el análisis del comercio internacional europeo. En este sentido, un fenómeno interesante aunque todavía no descrito del todo, es la relación que señala entre el industrialismo naciente en las naciones más atrasadas y los factores naturales, ejemplo de ello es el mejoramiento de la influencia de la tecnología en la agricultura, en concreto, los molinos de harina de Hungría. Es necesario conocer las características de los recursos naturales implicados, por ejemplo, el suelo, el que presentará cambios en el porcentaje de su utilización según la ubicación, características y posibilidades, debido al uso de abonos, calor, sustancias químicas, uso de invernaderos, irrigación artificial, ordenación de plantíos según características fisiológicas y adaptación climática, nuevas técnicas de selección y producción agrícola, granjas modelos, laboratorios agrícolas y un largo etc. Las transformaciones en el espacio significan cambios en los asentamientos humanos y cada vez más rápido se sucederán adelantos en la tecnología agrícola, aumentando con ellos la disponibilidad de alimentos, el descenso de los precios, mayor diversidad, trabajos de mejor calidad y menos riesgosos para la salud. El uso de la tecnología moderna se relaciona como en el caso estadounidense del paso de una agricultura extensiva al desarrollo de otra paralela de tipo intensiva: según Kropotkin es la capacidad de adaptación la que constituye “la verdadera fuerza de la competencia americana” [Kropotkin, 19–, p. 69].
Suma importancia adquiere en el análisis kropotkiniano la agricultura racional, que significa la transformación del espacio geográfico al modificar la extensión de los campos, la ubicación de los plantíos, etc. El espacio geográfico está en condiciones, bajo la aplicación de fuerza de trabajo humana, en aumentar las posibilidades de producción: los campos de agricultura intensiva dejan sectores libres para otras actividades, por ser la ganadería, industria, caminos, ciudades. El ser humano es quien modifica el espacio geográfico con una finalidad económica, ejemplo de esto son:
1.- “En los alrededores de Cherburgo, en terrenos conquistados al mar, es donde se cosechan las mejores verduras” [Kropotkin, 19–, p 86].
2.- “En Ploustagel apenas cree uno estar en Bretaña. Desde hace mucho tiempo se crían allí melones al aire libre, con bastidores de vidrio que lo protejan contra las heladas de primavera, cultivándose también guisantes defendidos por hileras de árboles, que los ponían al abrigo de los vientos del norte” [Kropotkin, 19–, p. 86].
3.- “En la provincia de Anjou se puede ver de qué manera un barro duro mejorado con arena sacadas del Loire, con abonos, se ha convertido en las inmediaciones de Angers, y especialmente en San Laud, en un terreno que se arrienda desde 62-50 hasta 125 francos el acre, y en el cual se cogen frutas, que hace algunos años se exportaban a América” [Kropotkin, 19–, p. 88].
Sin embargo, la agricultura racional se verá obstaculizada por el problema esencial de la propiedad de la tierra y su concentración en pocas manos. En la economía capitalista, según podemos constatar, la situación de la propiedad de la tierra se resuelve en alternativas tales como la labor de jornalero, es decir, un “paria” migrante; la dependencia mediante el arriendo o la mediería; la compra de una extensión de terreno, pasando a ser dueños y/o capitalistas según sea la extensión de estos y del número de manos que utilicen; sin embargo, ninguna de estas alternativas satisfacen al geógrafo anarquista. De allí su insistencia en el análisis geográfico – económico de las ciudades libres de la Edad Media, donde existían tierras comunales y asociaciones gremiales para la defensa de las libertades de los habitantes que redundaban en un “mejor vivir”.
Un tercer aspecto, y que involucra una mirada desde la geografía económica a la geografía política de Kropotkin, es la creciente influencia del nacionalismo en la economía. ¿Cómo entronca el nacionalismo del siglo XIX y comienzos del XX con la evolución política de los Estados europeos, principalmente en Italia y los Imperios? Si bien utiliza las divisiones geográfico – políticas como niveles de comparación, los Estados no tiene un rol clave en la determinación de decisiones humanas. Cuando Kropotkin habla de desarrollo agrícola – industrial en su análisis brilla más el hombre que el Estado o las instituciones políticas. En este contexto, el análisis espacial producido por Kropotkin se lleva a cabo mediante escalas diferentes que se van integrando de acuerdo a una idea de eficiencia geoeconómica. Mediante el análisis de los flujos comerciales internacionales de productos industriales y agrícolas, se refiere a grandes regiones compuestas por Europa occidental, Europa oriental y América [3]; a la vez, utiliza divisiones políticas estatales: Gran Bretaña (Inglaterra), Francia, EE.UU., Italia, Rusia, China, Japón, Bélgica. Finalmente, a una escala menor, menciona localidades, ciudades, islas. Insistimos que la relación escalar se da mediante análisis integrados. Esta misma perspectiva la complementa con la eliminación del imaginario espacial de regiones visualizadas como “paraísos geográficos”: la “tierra virgen” de América no es tal, pues EE. UU. y Canadá dedican crecientes esfuerzos a labores de investigación científica [4].
Hasta aquí, Kropotkin desarrolla una geografía anarquista [5] crítica al modelo de economía política capitalista industrial, en contra de las desigualdades socio – espaciales que se pueden verificar como resultado de la observación, descripción, análisis y evaluación de las situaciones causadas por este tipo de economía. Así mismo, la “marcha de la industria” obedece a una posición que intenta desentrañar la evolución de este sector económico, alejando el determinismo como causa y destino. Los casos de Rusia y Alemania son paradigmáticos, el primero “no porque la conozca más, sino porque ella es la última que ha llegado al campo industrial. Hace cuarenta años se la consideraba como el tipo ideal de la nación agrícola, destinada por la naturaleza misma a suministrar el alimento a otras naciones, y a traer sus géneros manufacturados del Oeste. Así era hace cuarenta años; pero ya no es” [Kropotkin, 19–, p. 15]. Alemania, por su parte, se explica debido a los progresos en el conocimiento técnico y a las mejoras en las condiciones de trabajo: mejores salarios, protección en la jornada laboral, mejor instrumentación industrial. El antideterminismo geográfico económico kropotkiano es parte de un marco ideológico donde la libertad personal y social se expresa también en la posibilidad de la capacidad productiva individual, local y social, en particular, lo local y desde una mirada actual, se nos aparece la idea de autogestión económica como expresión concreta de la participación social de las comunidades locales, municipios o comunas libres en cuanto posibilidad de autodecidir, de probar, experimentar, investigar, relacionarse. Sin embargo, debemos tener presente que esta realidad geográfico – económica del desarrollo industrial nacional es aprovechada por los capitalistas extranjeros de los países más desarrollados para orientar la industria rusa hacia los centros productivos. Por el contrario, la lucha por la autonomía geoeconómica guiará hacia la descentralización industrial, por lo tanto, los casos de Rusia y Alemania son consecuencia del “desarrollo consecutivo de las naciones” [Kropotkin, 19–, p. 22] y para ellas, la cuestión radica dos puntos:
a) En como promover y extender los beneficios de la industria desde un grupo privilegiado y espacialmente concentrado a toda la nación.
b) El desarrollo económico de las regiones atrasadas asentado sobre una reflexión geográfica: ¿sólo es posible alcanzarlo mediante el desarrollo tecnológico industrial, o existen caminos paralelos, alternativos, como por ejemplo la “autogestión”?
Consecuencia de lo anterior, se tiende a pensar la geografía anarquista de Kropotkin como “Posibilista”. En términos relativos puede ser, más si se adentra en una caracterización específica, la “posibilidad” entregada por la naturaleza sólo se hace realidad gracias al trabajo duro, constante, progresivo de los seres humanos. En su capítulo sobre Los recursos de la agricultura, al comparar los datos de Gran Bretaña y Bélgica, dice de esta última que su suelo no es más fértil que el del Imperio, “por el contrario, <<sólo una mitad, o menos, del territorio ofrece condiciones naturales que sean favorables a la agricultura>> […] El hombre, pues, y no la naturaleza es quien ha dado a ese suelo su presente fertilidad; con él y su trabajo, el belga consigue suministrar casi todo el alimento de una población que es más densa que la de Inglaterra y Gales” [Kropotkin, 19–, p. 48], y he aquí que la geografía anarquista se vuelve contra la tesis de Malthus.
Situar los principios de la geografía anarquista de Kropotkin en el contexto de una valoración del altruismo, la cooperación y/o apoyo mutuo, nos lleva a las discusiones sobre el trabajo biológico de Darwin y sus alcances para la economía, la geografía y la demografía; y la hipótesis de la “lucha por la existencia” derivada de la obra de Thomas Robert Malthus, Essay on Population (1798), constituida esta en respuesta al An Enquiry concerning Political Justice, and its Influence on General Virtue and Hapiness (1793) del filósofo William Godwin, es central.
En el capítulo VI dedicado a la “Pequeña industria y pueblos industriales”, Kropotkin se propone fundamentar la caracterización de estas organizaciones en sus causas complejas, incluyendo las de tipo demográfico, particularmente aquella que señala la más que estrecha relación entre el despoblamiento rural y el crecimiento de las ciudades derivada del proceso de migración campo – ciudad. Si bien la fuerza de la explotación económica hace que los trabajadores rurales sean “arrojados materialmente de la tierra” [Kropotkin, 19–, p. 104], esta llevará hasta extremos a la población migrante constituyendo una explicación a la creciente pobreza y marginación urbana. Para el geógrafo, considerando su marco biologicista y mecanicista, una de las caracterizaciones más importantes de los fenómenos del sistema en cuanto a la economía política y las relaciones capital – trabajo y campo – ciudad, es que “el sistema, considerado en su totalidad, trajo consigo esas condiciones anormales” [Kropotkin, 19–, p. 104].
Por lo tanto, se insiste en que la geografía kropotkiana es una contra – argumentación tanto a Darwin como a Malthus. El desarrollo de la agricultura debe enfrentarse a un prejuicio derivado de la tesis demográfica de la limitación del crecimiento de la población. Piotr Kropotkin coloca en oposición la idea de una Europa sobrepoblada hacia el año 1900 sin capacidad para producir alimentos, debiendo importarlos (caso de Inglaterra); y la de un continente en que el desarrollo agrícola – industrial sólo será posible en la vuelta a los mercados internos [6], en la elevación de la producción de los alimentos y su mejor distribución; muestra la falsedad de los argumentos de la primera idea: el encarecimiento de los producto agrícolas en el caso inglés, radica en que el número de hectáreas cultivadas proporcional y numéricamente ha descendido [7]. La teoría de Malthus esconde que los países o centros desarrollados no ven la necesidad de producir más alimento en tanto existen otras localidades que los produzcan, manteniéndose estos últimos bajo la dominación del comercio exterior de los centros desarrollados. Esta desigual posición intenta verificar que la igualdad godwiniana es imposible y que la pobreza es una ley de la naturaleza. Por el contrario, Kropotkin sitúa la fe en el progreso, un optimismo que inaugura el siglo XX, la misma que tuvo William Godwin, quien llegó a escribir que un día no muy lejano, la mente estaría por sobre la materia y que el ser humano llegaría a ser inmortal [8].
En este panorama general de la evolución de la economía en su aspecto organizativo – espacial, la demografía considera cambios trascendentales que llevan un cuestionamiento a las bases de las teorías económicas clásicas. Las economías capitalistas o socialistas se basan en la indiscutible idea de que no es posible dar satisfacción a todas las necesidades e incluso la biología darwinista basada en Malthus señala que “los recursos naturales deben ser inevitablemente insuficientes para suministrar los medios de subsistencia a la rapidez con que se multiplican los animales y las plantas” [Kropotkin, 19–, p. 71]. La teoría malthusiana tropieza con un hecho fundamental: la tecnología aumenta y se desarrolla al compás de las fuerzas productivas.
En torno a la competencia productiva entre la gran y la pequeña industria, ¿existe alguna lucha en el plano espacial, es decir, por el uso del suelo? Según Kropotkin, las pequeñas industrias o talleres se localizan en grandes poblaciones debido al creciente urbanismo, de allí que la industria agrícola se vea afectada por el “alejamiento” de las aldeas por efecto de la migración campo – ciudad. Las condiciones de pobreza urbana características de la ciudad inglesa de fines del siglo XIX y que retrata la literatura de la época y los estudios sociológicos e históricos correspondientes, tiene una raíz espacial en virtud de la distribución de los dos tipos de pequeñas industrias. Un primer tipo de industrias relacionadas espacialmente con la agricultura, y una segunda, sin ningún tipo de unidad, generan diferentes adaptaciones espaciales, con o sin posibilidades de reunir recursos industriales, ganaderos, agrícolas [9]. El juicio a este tipo de organización industrial genera una visión que apunta a la crisis del urbanismo extensivo, que se manifiesta en la pobreza y la falta de oportunidades de trabajo para los migrantes. Existen por lo tanto sectores que se irán configurando, asociando determinadas adaptaciones de ciertas localidades a tipos de economía industrial, dividiéndose el espacio urbano en sectores económicos de producción y de habitabilidad. Estos procesos de migraciones y de localización son parte del fenómeno conocido como “Cuestión Social”.
Según Thorold Royers y Toynbee, la industrialización en las zonas urbanas de Inglaterra es producto de la emigración campesina, por ello las pequeñas industrias rurales y talleres tan importantes para la economía del país, que aunque descienden en número, siguen existiendo. La pobreza se concentra en determinados sectores de la ciudad, produciendo problemas con el acceso a viviendas, y por esto, Kropotkin se lanza en un cuestionamiento al sistema de producción fabril: consecuencia de la alta inmigración campesina se provoca la alta demanda de trabajo por los recién llegados, descendiendo los salarios, entonces: ¿cómo acceden los pobres a los medios de subsistencia en estas condiciones, existiendo claras dificultades en el acceso a medios y recursos? El sector agrícola también se ve afectado en cuanto ya no posee brazos para las labores del campo, aunándose con ello la concentración de la propiedad rural [nota al pie: Según Luis Bueno Ochoa, Godwin realiza una crítica a la “ley natural” de la desigualdad entre los hombres, apuntando que la concentración de la tierra y sus implicancias socio – económicas son causas de ella, por lo tanto, si se elimina la concentración de la propiedad, en parte se acaba con la desigualdad].
Procede entonces Kropotkin a comparar la situación de la pequeña industria inglesa y francesa, en la búsqueda de alguna alternativa, favoreciendo en su análisis la situación de la pequeña industria francesa, sobre todo en temas de viviendas, calidad en las condiciones de trabajo, en fin, en la “calidad de vida”. En la unión de la industria y la agricultura, se encuentra la alternativa, ejemplo de ello, resalta el geógrafo, la región de Bretaña, departamento de Cotes du Nord en Francia que tuvo una transformación inversa: pasó de industrial a campesina, un ejemplo bastante excéntrico pero válido, pues esta ciudad hizo el tránsito inverso a lo que tradicionalmente sucede. A diferencia de Inglaterra, dadas las condiciones particulares de las regiones francesas donde se unen las fábricas y los trabajos agrícolas, algunos suburbios son utilizados también “para faenas campesinas”. Esta distribución espacial particular de los usos del suelo beneficia la diversidad y fortaleza de la economía regional. Variedad, destreza, espíritu de iniciativa, el espíritu de incentiva, caracterizan a las pequeñas industria y talleres de París. Es el centro neurálgico hacia 1900 que es un sistema de industrias pequeñas organizadas, como otra alternativa en la producción. “¿Debe toda esta habilidad, toda esa inteligencia, ser barrida por el inmenso poder de las grandes fábricas, en vez de convertirse en nueva fuente de progreso bajo un sistema mejor de producción? ¿Ha de desaparecer toda es independencia e ingenio del obrero ante la fábrica niveladora? Y en su caso afirmativo ¿sería un verdadero progreso semejante transformación, como pretenden desde luego muchos economistas, que sólo han estudiado aritmética, pero no a los seres humanos?” [Kropotkin, 19–, p. 134].
El trabajo de Kropotkin no sólo caracteriza económica o geográficamente a Europa, sino que implica ciertas redefiniciones conceptuales, por ejemplo, el de la “riqueza”. Para él, Francia es el país más rico de Europa, aun cuando el sentido común apunte a Inglaterra. La riqueza no sólo es la acumulación de capital, sino que se refiere a la capacidad de producción de diversas manufacturas y productos agrícolas, es decir, integralidad y diversidad; de allí que la transformación de la riqueza capitalista en riqueza social, común o colectiva se orienta a la posibilidad de satisfacer los requerimientos de la población, aumentando al mismo tiempo el “nivel de vida” de esta, del acceso a bienes materiales e inmateriales, “de cada uno según su capacidad, a cada cual según su necesidad”, asentando las bases de geoeconómicas de la eficiencia del comunismo libertario por sobre las de la economía capitalista.
Antes de terminar, debemos volver sobre el tema que apuntamos más arriba, el de la descentralización, que más que “industrial” deberíamos llamar “geoeconómica”: el modelo organizativo kropotkiniano se sustenta sobre una fuerte base geográfica comunal emparentada a las relaciones sociales locales desarrolladas en el contacto de los grupos de trabajo u otros sectores. El federalismo, modelo político de organización, se interrelaciona con el sistema comunal de desarrollo socio-económico. Federación y comuna, en sus diferentes grados de complejidad, son los fundamentos de este nuevo tipo de sociedad: federación económica al tiempo que federación espacial.
Conclusión
Existen varias aristas en el análisis espacial y económico de Kropotkin sobre el desarrollo de la modernidad capitalista de fines del siglo XIX y comienzos del XX que son de suma importancia, entre las que observan sus análisis sobre la concentración espacial y de capital como pilares, especialmente, contra las pequeñas industrias y talleres; las condiciones en que laboran los obreros de las grandes industrias, que nos hacen recordar el texto La Esclavitud Moderna de Lev Tolstoi (Piotr Kropotkin se sitúa en un anti – fetichismo obrerista, una anti idealización del obrero como único modelo laboral y moral), la crítica a las posiciones abstractas de análisis económico (supuestas y desarrolladas por Marx) son puestas en duda, para declarar la necesidad de análisis económicos de hechos concretos, así también que el sistema productivo debe favorecer y mejorar la calidad de vida de los trabajadores, y por qué no, su felicidad.
Así también, de la lectura en torno a la geoeconomía kropotkiniana, nos surgen algunas preguntas en un tono proyectivo, por ejemplo: ¿cuáles son los fenómenos geográfico – económicos que caracterizan la situación chilena en el 2011, contando con la caracterización espacial neoliberal? ¿Cuáles son los riesgos ambientales a que están sometidas las comunidades rurales y urbanas? ¿Cómo la geografía económica y política actual debe considerar la movilidad y la fragmentariedad de las fronteras estatales? Lo que sí tenemos claro es que Kropotkin nos coloca en la necesidad imperiosa de redefinir conceptos como región, Estado, Nación, soberanía, entre otros, considerando como factores el “descentramiento”, las migraciones humanas y de capital, la distribución de los recursos naturales y condiciones medioambientales.
Finalmente, si comparamos los dos tipos de desarrollo industrial que refiere Kropotkin, encontraremos lo siguiente:
a.- Una fábrica capitalista en un contexto de grandes industrias con beneficios al propietario capitalista y una organización espacial y económica concentrada, que tiende a la competencia de los sectores económicos y a la destrucción de las asociaciones laborales y comunitarias, derivando en la centralización industrial y espacial, y la destrucción medioambiental.
b.- Una alternativa kropotkiana, anarquista, de producción industrial socialmente organizada en el contexto de una combinación de pequeñas industrias urbanas, rurales y talleres con beneficios a la comunidad, fundamentada en una reorganización espacial y económica descentralizada y que tiende a la solidaridad de regiones y asociaciones laborales y comunitarias, es decir, la federalización industrial y espacial, cuidando con ello el equilibrio medioambiental.
Por todo lo anterior, creemos que el Anarquismo no se diluye en el método dialéctico y sobrepasa el materialismo histórico, pues es éticamente humano, natural y geográficamente realizable.
Bibliografía
Buber, Martin. Caminos de Utopía. Fondo de Cultura Económica. México, 2006.
Cappelletti, Ángel J. El pensamiento de Kropotkin, ciencia, ética y anarquía. Digitalización KCL. Ediciones Zero – Zyx. Colección de bolsillo <<Biblioteca: promoción del pueblo>>, n° 25. Madrid, España, 1978.
Instituto Geográfico Militar. Geografía de Chile. Tomo I. Santiago de Chile, 1983.
Kropotkin, Pedro. Campos, fábricas y talleres. F. Sempere Editor. Valencia, España, 19–.
______________. La Science Moderne et l’Anechie. P.-V Stock & Cie. Editeurs. 13ª ed. Paris, Francia, 1913.
Notas
[1] Enfatizando ciertas concepciones que serán útiles en la caracterización de la geografía política de P. Kropotkin, resulta esclarecedor la descripción que lleva a cabo del “Estado” en el capítulo Les conclusión essentiels de l’Etat del libro La ciencia moderna y el anarquismo, en tanto “pasa revista a algunas funciones esenciales, dentro de ellas, la defensa del territorio, en otras palabras, el derecho de guerra”: “Enfin nous avons vu quelle arme terrible pour perpétuer les inegalités sociales, les monopoles et les priviléges de toute sorte représente cette autre attribution de l’Etat: le maintien des armées et le driot de guerre. Sous le couvert de patriotisme, de défense de la patrie, l’Etat fait servir l’armée et les guerres pour le même but. De tout temps, depuis l’antiquité jusqu’a nous jours, les conquêtes furent toujours faites pour livrer de nouvelles populations a l’exploitation des clases favorisées par l’Etat. Il en est de même aujourd’hui: c’est au profit des banquiers, des spéculateurs, des privilégiés que se toutes les guerres. Et, en temps de paix, les sommes fabuleuses allouées aux armements, ainsi que les emprunts des Etats, permettent aux gouvernants de créer des fortunes immenses et de nouveaux exploiteurs, choisis parmi leurs favoris” [Kropotkin, 1913, p. 310], en cuanto al Estado mismo, señala: “Dans cette tendance invéterée à enrichir certains groupes de citoyens aux dépens du travail de la nation cette forma d’organisation politique centralisée qui a nom Etat et qui ne se développa en Europe, parmi les populations qui avaient démoli l’Empire romain, qu’ après la période des villes libres, – c’est-a dire, au seizième et dix-septième siècles.” [Kropotkin, 1913, p. 310].
[2] Similar a la idea sobre cooperación entre los sectores rurales – urbanos durante la Edad Medida en las ciudades libres expuesto en el texto “El Apoyo Mutuo”.
[3] La opinión sobre América no es la misma que encontramos en el primer capítulo de La conquista del Pan
[4] Hoy en día 2011, el sector de la economía agrícola estadounidense está fuertemente protegida y subsidiada. La apertura comercial del país norteño no involucra los productos agrícolas.
[5] ¿Qué es la Anarquía para Kropotkin? En el capítulo sobre “Positions de l’Anarchie dans la Science Moderne”, dice: “L’Anarchie est une conception de l’univers, basée sur une interprétation mécanique des phénomènes, qui embrasse toute la nature, y compris la vie des sociétés. Sa méthode est celles des sciences naturelles; et par cette méthode, toute conclusión cientifique doit être verifiée. Sa tendance, c’est de fonder una philosophie synthétique qui comprendait tous les faits de la Nature, – y compris la vie des sociétés humaines et leurs problèmes économiques, politiques et moraux, – sans tomber cependant dans les erreurs que firent Comte et Spencer pour les raisons déjà indiquées.” [Kropotkin, 1913, p. 46].
[6] Un primer enfoque a esta idea de localidades que desarrollan un cierto tipo de economía autárquica (estudios emparentados con los de las ciudades libres en la Edad Media) es una respuesta de raíz autogestionaria, que implica relaciones eficientes entre el conocimiento y uso de los espacios y recursos naturales, y la producción eficaz de la economía local.
[7] “Es la deserción, el abandono del terruño” [Kropotkin, 19–, p. 42] constituye una de las críticas más fuertes a la economía agrícola de Inglaterra, siendo la siguiente la falta de tecnología en los campos.
[8] Realizando una pequeña disquisición, según cuenta Luís Bueno Ochoa en su texto “Godwin y los orígenes del anarquismo individualista”, las objeciones de Godwin a Malthus con respecto a la realidad de la igualdad y sus beneficios, estos se encuentran en las posibilidades del aumento de la población.
[9] ¿Esto es conveniente para la población? ¿Cuáles son las ventajas para vivir y trabajar en una zona económica productiva intermedia entre el campo y la ciudad? ¿Existen desventajas? ¿Cómo la economía industrial asume esta ubicación, localización?