Hito Urbano III: «La Plaza González Vera», por Maximiliano Astroza-León

[Leer en PDF. Archivado en Geografía]

Siguiendo con la serie sobre “Hitos Urbanos”, referente a lugares y hechos que marcan el espacio citadino, nos encontramos con uno muy especial, que homenajea como pocas veces se hace a un escritor libertario y hombre sencillo, muy querido no sólo por sus amigos, sino por el hombre y mujer común que, leyéndolo, se reencontró consigo mismo; de alguien que no habló desde lejos ni de alto: José Santos González Vera, el humorista.

Plaza González Vera

Plaza González Vera, en Av. Salvador c/ Av. Francisco Bilbao

Entonces, nos damos cuenta que por una parte la geografía sirve para conocer y redescubrir estos pedazos de historias que vuelven a la vida a quienes físicamente ya no están con nosotros, pero que siguen conversando con sus palabras, grabadas esta vez en piedra. Y por otra, que en esta pequeña “ciudad jardín”, todavía subsisten espacios, como una plaza, que resguarda un poco de Libertad bajo la sombra de los árboles ante tanto autoritarismo del actual Alcalde…

Hito Urbano III: “La Plaza González Vera”, por Maxiliano Astroza-León

Así, por esto o por lo otro, y aunque el universo de caiga a pedazos, al término de la jornada escolar de uno de los tantos liceos cercanos, una jovencita en flor y un muchacho con las ganas de componer un mundo nuevo se encuentran en la tibieza de un beso, recostados sobre el pasto que fecunda la tierra, en esta pequeña Plaza llamada “González Vera”.

En un lugar de la comuna de Providencia, una de las más ricas y poderosas de Santiago, y de Chile, está situada la Plaza González Vera. Esta comuna es una de las más importantes por la cantidad de recursos económicos que obtiene de los impuestos y patentes municipales aplicados a los negocios, comercios, grandes tiendas o malls que han florecido a los largo de las décadas pasada y presente. Además, Providencia ha sido históricamente considerada como el sitio donde la burguesía y clases acomodadas se asientan, pues está separada y conectada a la vez con el centro de la ciudad por grandes vías de circulación (la misma Avenida Providencia es la continuación de la Alameda, principal vía de Santiago) a la vez que su estructura arquitectónica le da un cierto aire a capitales extranjeras, diferenciándola de las otras comunas. Providencia, desde el siglo XIX, fue el lugar escogido por quienes constituyeron su guetto urbano, caracterizado por el poder, la riqueza, la religiosidad católica, la comodidad espacial.

Por tanto, y a pesar de que en un primer instante parece contradictorio, la comuna de Providencia es en parte reflejo de esta idea de “ciudad jardín”, referente a un espacio condicionado para una buena vida, o como se dice hoy, con una “alta calidad de vida”. Recordemos que la idea de una “ciudad jardín” también fue desarrollada por radicales y libertarios que perseguían el orden espacial anarquista proclamado por Reclus es su tan conocida frase: “la Anarquía es la máxima expresión del orden”, orden espacial que contendría en sí todos aquellos elementos existentes y soñados para el buen vivir, el mejor vivir posible. Por una parte, lugares donde habitar que no fuesen sucios tugurios o viviendas obreras diseñadas bajo la idea de la producción stalinista; la cultura manifiesta en sus bibliotecas o galerías, de espacios para compartir y divertirse en comunidad, sea en sus grandes parques o pequeñas plazas. Estas razones nos llevan a pensar de que no hubo otro lugar mejor donde levantar una plaza que recuerda a un gran anarquista como J. S. González Vera. Pero revisando entre algunos textos por aquí y acá, hallamos un par de líneas escritas por, Enrique Espinoza, referente a la inauguración de esta plaza. Por ello, y gracias a la maestría en que combina tiempos, espacios y personas, mejor es dejar a Espinoza relatar el hecho y de lo que el “filósofo humorista” significó.

__________

Plaza González Vera

Al cumplirse el primer aniversario de la muerte del autor de Alhué se inauguró en la comuna de Providencia, en Santiago, una plaza con su nombre. Fue iniciativa de la agrupación “Amigos de González Vera”, constituida bajo la presidencia de Manuel Rojas. El alcalde Mauricio Litvak procuró que la Municipalidad autorizara por unanimidad la colocación de una piedra conmemorativa  con la inolvidable frase de nuestro memorialista: “El paisaje más hermoso que he visto y sigo viendo es mi amigo, es mi amiga”.

Los discursos del alcalde Litvak y de don Daniel Schweitzer, además de un adiós de Enrique Espinoza al primero, que falleció a las tres semanas de inaugurar la Plaza González Vera, fueron recogidos en un opúsculo ilustrado, semejante al de los discursos de la Universidad de Chile.

            Creo que merecen ser transcritas aquí algunas de las palabras del desaparecido Alcalde, quien dijo, entre otros conceptos circunstanciales:

            “No es, pues, extraño que la Municipalidad de Providencia sumara su contribución a la de quienes se propusieron que se le recordara dando su nombre a esta Plaza.

Sócrates se atribuía el papel, que el mismo comparaba al del tábano que hostigaba al caballo, para obligar a los atenienses a pensar en sí mismos. De ahí que sin pretensión de originalidad, interpretando la repercusión social del “filósofo humorista”, como llamaron a González Vera los estudiosos de su obra admirable, nos honramos inaugurando esta Plaza en un acto revelador y significativo para que el fino prosista, el hombre bueno a carta cabal, el generoso espíritu que tanto impresionó en vida, continúe en nuestro recuerdo.

            Su ausencia nos permite la satisfacción de cumplir nuestro deber con la trastienda y con el desinterés que lo inspira”.

            Del discurso de Daniel Schweitzer tomo así mismo el retrato del hombre motivo del homenaje, por juzgarlo muy aproximado al original, como pueden certificarlo cuantos lo han conocido:

            “De regular estatura, su complexión no era corpulenta, sino más bien delgada, y no permitía advertir su vigor cultivado en la juventud. Su apretón de manos era firme. Parecía distraído, aunque en verdad fuese muy observador. Durante mucho tiempo fue “sinsombrerista”. Más adelante, quizás desde la llegada a Chile de los refugiados españoles, se habituó al uso de la boina. Su rostro de finas facciones regulares tenía gran distinción. Se diría que su estilo corresponde a su presencia física”.

            Reflexiones sobre González Vera y Chéjov se titula un ensayo de Alicia Morel, publicado en fascículo impreso en Valdivia el mismo año 1971.

            Empieza:

            “No sabía por qué se me juntaban en la mente y en el corazón José Santos González Vera y Antón Pavlovich Chéjov. Me puse a examinar de cerca al chileno y al ruso, por lo que no puede negar una preferencia. Los afectos tienden a ser desordenados; sin embargo, nos guía con ojos clarividentes a descubrir misteriosos parentescos, que los hay, como si los seres formaran familias espirituales, aunque hayan nacido en épocas y países distintos”.

            El periodista Gustavo Labarca juntó en folleto multicolor para bibliófilos, sus discursos sobre González Vera: Un literato sin literatura. En uno de ellos observa:

            “En el nuevo mundo –aseguran- cada escritor debe administrar por sí mismo sus relaciones públicas, si no quiere enterrarse antes de morir.

            Se sabe de algunos a quienes el oficio se les vuelve una campaña de publicidad. A González Vera no se le ocurría manejar tales resortes de promoción”.

__________

ENRIQUE ESPINOZA. “Apéndice” de José Santos González Vera. Clásico del humor. 1era. Edición. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile, 1982, pp. 117 – 118.