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Inauguración de la nueva sección «Ciencias»: dos capítulos de «La ciencia moderna y el anarquismo», de Piotr Kropotkin

Con entusiasmo damos inicio a esta nueva sección que se dedicará al estudio de la relación entre el anarquismo y la ciencia.

Creemos que es fundamental  hacernos las mismas preguntas que Piotr Kropotkin realizó, por allá en el lejano siglo XIX y parte del siglo XX, con el objetivo de indagar en los acercamientos que pueden existir entre el pensamiento ácrata y el pensamiento científico, no desde un sentido de crear un anarquismo científico o una ciencia anarquista, en donde una se funda en la otra y viceversa, sino de estudiar y comprender las posibles conexiones y las retroalimentaciones que pueden existir entre estas dos categorías que están en constante renovación. Consideramos que es un campo bastante olvidado con respecto a otras áreas del pensamiento, como la historia o la filosofía, siendo que es un área de análisis fértil que puede ayudar en términos prácticos la realización del “proyecto anarquista” desde una perspectiva más concreta.

No tratamos de otorgar una categoría de importancia superior a la ciencia con respecto a las otras áreas del pensamiento. No obstante, sí abogamos por la integralidad del conocimiento: es menester no menospreciar y no caer en la crítica estéril. Tampoco se trata de caer en un tecnocratismo  o en un positivismo absoluto, si bien recogemos la esperanza de Piotr Kropotkin, en que la ciencia sea capaz de entregar mejores condiciones de vida a toda la humanidad, y la visión de Rafael Barret al considerar la determinación que imprime la ética humana en el objetivo científico. Reconocemos que también existen círculos viciosos, en los cuales se ha ido fomentando la idea de realizar ciencia siempre y cuando tenga una aplicación técnica,  además de la creciente proliferación de “sociedades de expertos”  en donde priman los beneficios particulares y el estancamiento del conocimiento. Fenómeno que se ve reflejado bastante bien en la inversión de la industria, en donde ésta, junto al Estado, ha canalizado y condicionado preocupantemente la creación científica.

Piotr Kropotkin estudiando con entusiasmo.

Por esta razón, esta sección difundirá y compartirá el material que se vaya recopilando en las diversas divisiones en que estará constituida, y también tratará de abarcar este complejo escenario, indagando en la historia, en las propuestas y su desarrollo,  y a su vez, abarcándola desde este siglo XXI con el objetivo de actualizar y ver la vigencia del conocimiento científico y del anarquismo cuando han ido de la mano. Esto, justamente, porque una de las preguntas que deberíamos realizarnos y que resulta apremiante en este siglo XXI es ¿Cómo hacer una ciencia más humana en beneficio de toda la humanidad y distribuir el conocimiento cooperativamente en toda la sociedad?

Con el motivo de la inauguración de la sección de Ciencias tenemos el agrado de compartir el segundo y octavo capitulo del libro “La ciencia moderna y el anarquismo” de Piotr Kropotkin, cuya tercera edición, de la cual extrajimos los siguientes escritos, vio luz en España a través de la Editorial Sempere bajo la traducción, desde el ingles, de Ricardo Mella.

Kropotkin no quedó ajeno a los grandes cambios científicos que ocurrieron en el siglo XIX, por lo cual fue profundamente influenciado por el evolucionismo darwiniano y por las corrientes científicas que se desarrollaron en aquella época para interpretar los fenómenos humanos y naturales. Se preguntaba cuál debería ser la actitud del anarquismo frente a las diversas corrientes de pensamiento, tanto filosófico y científicas, y se mostraba a favor del método inductivo-deductivo, descartando tajantemente los métodos metafísicos y dialécticos, los cuales, para él, no habían entregado ningún tipo de respuesta objetiva. Por esta razón, para entender el  pensamiento de Kropotkin, esta obra es fundamental:

«La ciencia moderna y el anarquismo», por Piotr Kropotkin

Capítulo II: Movimiento intelectual del siglo XVIII 

[Archivado en Ciencias. Leer en PDF]

Si bien el anarquismo, como todas las manifestaciones revolucionarias, surgió entre el pueblo durante sus discordias y sus tumultos y no de los estudios de los hombres de ciencia, es importante, sin embargo, reconocer la posición que ocupa en las distintas corrientes del pensamiento científico y filosófico de nuestros tiempos. ¿Cuál es su actitud  con relación a esas diversas corrientes? ¿De qué método de investigación habrá de hacer uso para comprobar sus conclusiones? En otros términos, ¿a qué escuela filosófica pertenece la anarquía? ¿Con cuál de las tendencias de la ciencia moderna tiene mayor afinidad? Sigue leyendo

Editorial Eleuterio: «Por la anarquía», de Ricardo Mella Cea

La Editorial Eleuterio, proyecto de nuestro grupo de estudios, ha sumado un nuevo título a la Colección Breves . Se trata del texto «Por la anarquía», del anarquista español Ricardo Mella Cea (1863-1925).

El autor, cuya obra podemos equiparar con la de los grandes teóricos del anarquismo internacional, realiza un interesante ejercicio retórico, hablando lisa y llanamente de la anarquía, sin necesidad de adentrarse en enredos científicos o especulaciones filosóficas: «No discutamos palabras. Los hechos lo son todo.»

¿Cuál es el resultado de esto? La articulación de diversos cuestionamientos e ideas que, a pesar de los años que nos separan, nos resultan refrescantes para el pensamiento anarquista actual:

La anarquía no será un paraíso porque el paraíso no es realizable. La anarquía será siempre la vida libre, la vida cómoda y plena lo más posible; siempre más y más cómoda, siempre más y más plena, más y más libre. Sin ninguno de los obstáculos, de las tiranías y de las expoliaciones actuales, cada uno podrá desenvolverse a su placer por todos los órdenes de la existencia.

Se trata, en efecto, de un escrito dotado de una aguda reflexión libertaria, de una maravillosa entrada a las ideas anarquistas, de una destacable óptica.

03. Por la anarquía. Ricardo Mella.

«Por la anarquía», de Ricardo Mella.

El cuadernillo es de 32 páginas y lo pueden adquirir a un módico precio (Breves es una colección económica) en Sarri-Sarri Distro & Records, ubicado en «La Galería” (San Ignacio # 75, Local 31, Entre Metro Moneda y Los Héroes).

Biblioteca: «Testigos del siglo XX: Clotario Blest», recopilado por Nicolás Cruz y Juan González

Hemos agregado un nuevo título a nuestra Biblioteca Virtual, espacio dedicado a la difusión de libros de poca difusión y que, por lo general, digitalizamos nosotros mismos. Tal es el caso de este nueva adquisición: «Testigos del Siglo XX: Clotario Blest», recopilado por Nicolás Cruz y Juan González, es parte de una colección dedicada a diversos personajes, entre los cuales destacamos al sindicalista local Clotario Blest Riffo.

Clotario Blest Riffo se definió a sí mismo como un hombre del siglo XIX. Nacido en el año 1899, fue testigo principal, más aún, protagonista de muchos de los acontecimientos que marcaron las luchas sociales y sindicales del Chile del siglo XX: desde la segunda década del siglo pasado, se envolvió en los problemas e hizo parte de los combates que dio la clase trabajadora que tanto amaba, integrándose en diversas agrupaciones gremiales, sindicales, culturales y de derechos humanos, dirigiendo algunas de estas, precisamente en los momentos más duros y terribles que marcaron a la sociedad de su tiempo. Por estas razones, decir que fue un hombre del siglo XIX o XX, queda corto.

De una moral y ética rigurosísima, de una claridad política que se adelantaba en mucho, de un incansable trabajo en pro de los pobres y del mejoramiento social y cultural del pueblo, de una tan anhelada “regeneración”, no por ello deja de ser una personalidad compleja que lo llevó a ser respetado e incluso admirado por sus adversarios, prueba de ello es este libro-testimonio, escrito por algunos que están muy, pero muy lejos de seguir los pasos de “Don Clota”. Aquel hombre de pelo cano y barba que se negó a afeitar hasta que en Chile hubiese democracia real, nos habla acerca de grandes personalidades que lo marcaron y de las cuales aprendió la honestidad y valentía, tan necesarias una y otra tanto ayer como hoy. Honestidad para decir lo que se piensa, manteniendo un camino de lucha autónoma y haciéndose cargo de sus aciertos y errores. Valentía para actuar en los tiempos en que la demagogia, la fuerza bruta y la criminalidad del Estado y del capitalismo se imponían bajo los gobiernos de Alessandri o las dictaduras de Ibáñez o Pinochet… pues se debe ser valiente para aguantar tanto palo y tanta “cana” y tanto atropello y tanto desprecio, incluso de aquellos que se hicieron llamar compañeros y militantes de la clase trabajadora. No siendo un ingenuo, muchas veces Clotario cayó en el error de una confianza extrema, absoluta, en quienes no lo merecían. Pero esa confianza en el pueblo, lo llevó a compartir con compañeros y compañeras de ideas tan distintas a las de él, pero que honestamente esperaban un mejoramiento social.

Clotario Blest con un pajarito muerto en sus manos

Clotario Blest con un pajarito muerto en sus manos.

Los anti-autoritarios, libertarios o anarquistas, o como quieran autonombrarse, le deben mucho a este hombre pequeño y delgado, formado en las filas del cristianismo social y del sindicalismo revolucionario, que practicando la autonomía política frente a los partidos y ante quienes quisieron cooptarlo, se convirtió en un Ácrata, con mayúscula. La lucha contra el poder es en todo momento y lugar, utilizando los medios más creativos que tenemos para propagar “La Idea”. Para nosotros, anarquistas, “Don Clota” es un ejemplo. Para “Don Clota”, los anarquistas de la generación de 1920 fueron un ejemplo:

Después del año 25, ahí en la Casa del Pueblo nos reuníamos mucho con los anarquistas porque en esa época los anarquistas tenían el control de la mayor parte de los sindicatos, los grandes sindicatos eran de los anarquistas. Bueno, en ésa época había anarquistas como Balofé, Triviño, Augusto Pinto, hombres íntegros, porque el anarquista cuando es anarquista, son abstemios, no comen carne, son tipos Mahatma Gandhi; tremendos, de una estrictez moral terrible. Por eso es que no hicieron partido grande, pues hombre, porque la gente se asustaba. 

Clotario Blest dejó la vara muy alta. El sindicalismo chileno le debe mucho y en momentos en que las banderas diagonales del rojo y negro vuelven a flamear en manos de muchachas y muchachos, algunos ahora viejos sindicalistas de la entonces CUT de 1953 tal vez se emocionen. Tenemos por seguro que “Don Clota” volvería a confiar, nuevamente lo veríamos en alguna plaza entregando un combativo discurso sobre la UNIDAD o siendo parte de las bibliotecas o archivos que hoy por hoy parecen renacer en Santiago de Chile y muchas otras ciudades de este país, al sur del mundo. Y es por eso que debemos aprender de los errores de este luchador social: no debemos estar ciegos, el Estado y el capitalismo hará lo que siempre ha hecho, debemos estar preparados… “Unidad, Unidad, Unidad … La Unidad de la Clase Trabajadora la hará invencible”. Salud y Libertad a Clotario Blest Riffo, al cristiano más ácrata, al hombre libre.

Un hombre libre, un luchador social a quien es necesario conocer. Por eso las y los invitamos a leer (ojear, por último) este libro, disponible para su descarga en nuestra Biblioteca Virtual, o bien haciendo click en su portada:

«Testigos del Siglo XX: Clotario Blest» [5,84 MB]

Editorial Eleuterio: Cuadernillo «Los Anarquistas», de José Santos González Vera

El 1° de Mayo pasado salió un nuevo título de nuestra Editorial Eleuterio: «Los Anarquistas», del escritor chileno y premio nacional de Literatura de 1950 José Santos González Vera.

«Los Anarquistas», publicado originalmente el año 1949 en la revista Babel, es una interesante narración de los anarquistas que recorrían las calles de Santiago durante los años ’20, reviviendo discusiones, impresiones, rincones y, sobre todo, a personajes de diversa índole, entre los cuales destacan los zapateros, representados por el Viejo Silva o el filósofo Alcides, y los españoles, como el conocido Universo Flores. Se retratan, además, lugares a los cuales concurrían, como el Centro Francisco Ferrer (donde González Vera habría conocido a Manuel Rojas), y escurridizos anarquistas, como Julio Rebosio.

Se trata, sin duda, de un rico ejercicio literario que queda plasmado de un modo formidable por la pluma de González Vera, el Chejov del Mapocho, quien siempre recalcó sus filiaciones anarquistas, recordando que sus primeros escritos fueron artículos para la prensa libertaria (véase la entrevista de Zig-Zag en nuestro Archivo Histórico).

"Los Anarquistas", por J. S. González Vera.

«Los Anarquistas», por J. S. González Vera.

Este escrito, de 32 páginas y un largo de 16,5 cm, abre una nueva colección en nuestra aún pequeña editorial: «Cuadernillos Literarios». Esta económica colección pretende editar textos de escritores anarquistas o de una marcada sensibilidad libertaria: el caso chileno nos presenta a autores como Francisco Pezoa Véliz, Oscar Castro, Manuel Rojas, José Domingo Gómez Rojas, Antonio Acevedo Hernández, Baldomero Lillo, entre otros, o, a nivel de América Latina, Rodolfo González Pacheco y Florencio Sánchez en Argentina, los poemas de Manuel González Prada en Perú, los escritos de Fabio Luz en tierras brasileras, los cuentos de Ricardo Flores Magón en regiones mexicanas, los ensayos de Rafael Barret en el Paraguay, por nombrar tan sólo algunos.

En fin, una colección para presentar las formas en que el anarquismo se expresa y, con ello, insiste a través de los tiempos en el trabajo de la reflexión y construcción del ideal libertario.

Lecturas por y para el día del trabajador: «La Lucha de Clases», por Ricardo Mella

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Continuamos con nuestras lecturas. Hemos habilitado una sección donde compilaremos los textos que presentamos acá (todos ellos, de carácter crítico) y otras lecturas recomendadas, como libros o artículos.

Presentamos ahora a Ricardo Mella, teórico anarquista de España, pedagogo, topógrafo de profesión (con ello se ganaba la vida) e influyente militante, sobre todo con sus ideas, de los primeros años de la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Según cuenta Jose Prat, amigo personal y compañero de luchas, ya en septiembre del 1900, Mella acudió al Congreso Revolucionario Internacionalista de París, donde presentó su memoria  «La cooperación libre y los sistemas de comunidad», esbozando no sólo una idea del sociedad porvenir, sino también demostrando los enormes aportes que la teoría puede ofrecer a la práctica concreta del ideal anarquista.

Ricardo Mella (1861-1925)

En 1911, Ricardo Mella participa en el Primer Congreso de la CNT, representando a Asturias. De ahí que, reconociendo su enorme aporte al ideario ácrata, hayamos agregado dos textos más a nuestras lecturas por el Primero de Mayo: el primero es su recordado libro «Los Mártires de Chicago», dedicado a estudiar las causas y consecuencias de los acontecimiento de 1886, y, segundo, su artículo «Primero de Mayo», que presenta una lectura muy actual de la forma en que se desenvuelven anualmente los primeros de mayo.

El texto que acá citamos, «La Lucha de Clases», es una visión crítica a dicha forma de entender las luchas sociales, recalcando el lugar de la óptica libertaria y la dificultad que significa situar al anarquismo dentro del escueto análisis de «clase»: hay algo más allá de todo eso. En efecto, el texto concluye con una claridad tajante:

Por eso nosotros, anarquistas, podemos y debemos decir: «La revolución que nosotros preconizamos va más allá del interés de tal o cual clase; quiere llegar a la liberación completa e integral de la humanidad, de todas las esclavitudes políticas, económicas y morales».

Una refrescante lectura de un clásico del anarquismo. Una insistencia, a su vez, del pensamiento radical anarquista.

«La Lucha de Clases», por Ricardo Mella.

No se puede sostener una razón en nuestros días que la contienda social se encierre en los términos de lucha de clases.

El socialismo contemporáneo arranca, es cierto, de la afirmación rotunda de esa lucha, y en el espíritu exclusivista de clase se amparaba y se ampara. Mas en el correr del tiempo, la evolución de las ideas se ha cumplido y estamos muy lejos de las murallas chinas que partían, por gala, en dos a la sociedad humana.

A la hora presente, hay más socialistas y anarquistas en la clase media modesta que en las filas del proletariado. Los obreros, en general, permanecen inconscientes de sus derechos, dormidos para las aspiraciones emancipadoras, interesados a lo más por pequeñas y discutibles ventajas de momento. Los militantes obreros del socialismo y del anarquismo son, por lo regular, gentes escogidas por su ilustración, por sus gustos, por su peculiar intelectualidad. Pero fuera de esa pequeñísima minoría, el socialismo y el anarquismo tienen el núcleo principal y más numeroso de sus adeptos en el mismo seno de la burguesía. La literatura social, el libro y el folleto de propaganda, están hoy en todas las bibliotecas modestas o suntuosas de la clase media, mientras faltan en la inmensa mayoría de las casas obreras. A cuenta de nuestros tiempos puede abonarse el éxito enorme de la literatura social en estos últimos años, y ha sido precisamente la pequeña burguesía quien ha coronado con el más brillante triunfo los esfuerzos del proselitismo. Sigue leyendo

Filosofía: «La utopía anarquista», por Christian Ferrer

[Archivado en Filosofía. Leer en PDF]

El pasado viernes 20 de abril, se publicó en la Revista de Cultura Ñ, un artículo del sociólogo Christian Ferrer titulado «La utopía anarquista». El autor de «Cabezas de Tormenta» nos presenta en este breve texto una visión muy amplia del ideario ácrata, de sus principios éticos y de sus proyecciones sociales. Quizás sólo agregar que “La anarquía es la más alta expresión del orden” es una frase Elíseo Reclus, no de Piotr Kropotkin.

 La Utopía Anarquista, por Christian Ferrer

Partidarios del “poliamor”, hace 100 años los anarquistas postulaban un futuro sin jerarquías ni prisiones ni patrones, ni políticos ni maridos ni policías. Un porvenir en las antípodas del presente. 

En los libros de texto de las escuelas anarquistas de principios del siglo XX se les planteaba a los alumnos, típicamente, problemas como el siguiente: “Dado que un obrero confecciona tres sombreros por jornada, siendo remunerado con 1 peseta cada uno, y dado que el patrón de la fábrica los vende a 10 pesetas, ¿cuánto dinero le robó el patrón al obrero?”. Se las llamaba escuelas “racionalistas”, y su creador, el catalán Francesc Ferrer i Guárdia, que fomentaba el librepensamiento, fue puesto frente a un pelotón de fusilamiento en 1909. En sus escuelas no se practicaba la disección en vivo de animales. Se llevaba a los párvulos de excursión para que intimaran, por la calle, en el cielo, bajo una baldosa, con el reino animal. Tampoco se daba mucho calce a las diferencias de rango entre maestros y alumnos. Todos aprendían. Y aprendían que en el mundo del futuro no habría jerarquías, ni prisiones, ni patrones, ni policías, ni políticos, ni dioses, ni ejércitos, ni maridos, ni tan siquiera arreo de ganado hacia las carnicerías. Simple y contundente, aunque inconcebible. En todo caso, su futuro era el revés de nuestra actualidad. Su antípoda.

Christian Ferrer, autor de "Cabezas de Tormentas".

Christian Ferrer, autor de "Cabezas de Tormentas".

Cuesta recuperar hoy el asombro que en su día suscitaron lemas anarquistas como “La propiedad es un robo”, de Pierre-Joseph Proudhon, o “La anarquía es la más alta expresión del orden”, del príncipe Piotr Kropotkin, o “La pasión por la destrucción es también una pasión creadora”, de Mijail Bakunin, o la más anónima y generalizada “Ni Dios ni Amo”. Era gente que no pretendía “mejorar” la sociedad sino trastornarla y recomponerla sobre fundamentos desjerarquizados y amistosos. Nada mal, y sin embargo concitaron el pánico de los burgueses y el desdén de los superados y de los que gustan mandar, porque no apelaban a un mañana mejor, como hacen los políticos de todas las épocas, sino a un porvenir otro. En la iconografía ácrata de antaño se destacan las repetidas figuras de obreros hercúleos a punto de descargar un mazazo sobre fábricas humeantes. No es el capitalista –no únicamente– el objeto de la inminente demolición, sino la sociedad industrial entera. Cuando imaginaban el futuro, no era entre cintas de montaje, sino con sol, en escenarios que aunaban bucolismo y sensualidad, como si en arcadia, o en edén, en una tierra indolora y fructífera. Es la gloria de los castigados de siempre, un lugar donde ya no se sufre, o donde se pueda sufrir en paz. Sigue leyendo

Compañeras y compañeros: Estamos Trabajando

Ciertamente, el ritmo de actualización ha estado más o menos lento. No obstante, esto se debe por una venidera actualización de la página web, pronto a presentarse y con interesantes novedades.

Así que sólo nos resta invitarlos a seguir visitando nuestro sitio web: el formato de inscripción es bastante bueno, pues envía correos automáticos cada vez que se actualiza el sitio web. Se pueden suscribir al final de nuestra barra lateral.

Salud y anarquía.

De viajes y encuentros libertarios

A Biblioteca Terra Livre,

¡Salud y Libertad!

            El ser humano, desde tiempos remotos cuya cuna hasta el momento es el continente africano, se lanzó en caminatas por nuevos parajes, buscando asegurar su existencia y la de su familia, tanto por necesidades vitales como también por otras tantas sociales: alimentación, vivienda, vestuario, seguridad, expansión, etc. Sin embargo, hubo también algunos seres que hicieron de estos viajes no sólo necesidades, sino también diéronles sentidos y significados libertarios. Y fue en estos primeros grupos que frente a la guerra y competencia en y entre ellos, que nació la idea y sentimiento de solidaridad, basada en lo que los estudios de Pedro Kropotkin identificaron como “Apoyo Mutuo, un factor de la evolución”. Los animales, particularmente los seres humanos, desarrollaron desde las primeras épocas el apoyo mutuo, transformándolo en un sentimiento complementario y crucial para explicar muchas de las actuaciones y la evolución del ser humano y sus sociedades, hechos y procesos a veces inexplicables desde el punto de vista de la “lucha por la vida” del “darwinismo social”, y aunque agradecemos a Kropotkin por su exposición, tan razonada, didáctica y fundamentada, es fácil sentir en nuestro corazón lo que las ciencias naturales en la actualidad tienden a llamar “sentimiento filantrópico”, aquella solidaridad que se hace carne en el día a día, que cruza las fronteras, anulándolas … borrando por completo su existencia. Por tanto, de las aventuras a las que se lanzaron los primeros seres humanos, de cuyos viajes han quedado algunos vestigios, de sus necesidades vitales y sociales, recuperamos para el hoy del anarquismo en Chile, la manifestación del “Encuentro”, no como intercambio, sino expresión de solidaridad y libertad.

            Estas palabras tienen como motivo una idea y un hecho, al menos: la primera, que para los anarquistas las fronteras, sean políticas, económicas, sociales o culturales, comienzan a borrarse en la medida en que somos capaces de ir aprendiendo y escuchando a compañeras y compañeros de tiempos y lugares diferentes, tanto como aprendemos de nuestras experiencias. En segundo lugar, un hecho: el viaje de un compañero del otro lado del continente, militante de la Biblioteca Terra Livre en Sao Paulo (Brasil), que como Grupo de Estudios nos significó un acercamiento a otras realidades, compartir prácticas, proponer caminos que guíen a aquel comienzo que tanto deseamos, una vida libre. Así tuvimos la oportunidad de recorrer las ciudades de Santiago y Valparaíso, viendo, discutiendo, aunando proyectos, en momentos en que escuchábamos algunas cosas sobre el anarquismo en Brasil: ideas, prácticas, luchas, historia, educación, trabajo, sindicalismo … aprendiendo un poco más sobre nuestras experiencias, a veces tan similares; entendiendo que, tanto aquí como allá, el ser humano sigue siendo esclavo, por tanto es más urgente que nunca la propagación de las ideas y prácticas libertarias en la consecución de la emancipación individual y colectiva. En conclusión, de este “Encuentro Libertario” siempre quedan más intenciones de cooperación y comunión, más impulsos libertarios, más actividades por hacer que las que el tiempo permite, todo aquello contenido en los trabajos en pro de la siempre tan anhelada “Primavera Anarquista”, tan “Rabiosamente Internacionalista” como ya lo dijiera Barret.

            ¡Salud y Libertad!

Martes 13 de marzo: Jornada «Encuentro Libertario por las Primaveras Anarquistas»

Los libertarios desde tiempos inmemoriales han recorrido el mundo con confianza, valentía, libertad y solidaridad, dejando tanto sus pasos grabados a fuego y sus palabras en aquellos libros que tanto hoy como ayer compartimos, como sus prácticas en las luchas sociales que los pueblos del mundo han emprendido y en las organizaciones que han levantado. Viajes que se han transformado en el ir y venir no sólo de soñadores como algunos han tratado de caracterizar a los anarquistas, sino de luchadores sociales y en puntos de partida, como los caminos recorridos por Reclus o los exilios forzados de Bakunin y de tantos otros y otras.

Anarquistas de Sao Paulo, 1917.

Anarquistas de Sao Paulo, 1917.

Por estas razones es que ahora celebramos este “Encuentro Libertario por las Primaveras Anarquistas”, de las compañeras y compañeros que por causa de la vida o la naturaleza se encuentran en Brasil con las y los compañeros en Chile. Y es demasiado significativo que hablemos de “Encuentro”, pues resulta necesario compartir experiencias y aprendizajes en momentos en los cuales tantos juzgan al anarquismo de poco “eficaz” o “desorganizado”. Significativo es también hablar de “Anarquismo EN Brasil y EN Chile”, y no DE Brasil o DE Chile: el anarquismo no les pertenece a los Estados, sino es construcción libre y cotidiana de los pueblos, por todo esto, es que Barret se refirió a los anarquistas como “Rabiosamente Internacionalistas”, bastón sobre el cual ahora nos apoyamos, escalera sobre la cual pretendemos alzarnos sobre la cordillera para darnos las manos.

Anarquistas hoy: Caxa da Lagartija

Anarquistas hoy: Caxa da Lagartija (Sao Paulo)

En momentos en que un nuevo ciclo comienza, deseamos saludar a los y las anarquistas en el Brasil, invitando a una Charla Libertaria, para debatir, razonar y compartir con Adriano Skoda, militante anarquista de la Biblioteca Terra Livre de São Paulo y uno de los organizadores del Coloquio Internacional Reclus – 2011 (Bilbioteca Terra Livre – USP), el próximo día martes 13 de marzo, de 18.00 a 19.30 hrs. en la Sede del Colegio de Profesores – Sindicato de Trabajadores de la Educación de Ñuñoa, Salón de Reuniones ubicado en calle Exequiel Fernández 1433 – B, Ñuñoa (por entrada de autos Colegio Francia, a una cuadra y media de Av. Macul con Av. Grecia).

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«Las Colonias Anarquistas», por Maxi Astroza-León

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A principios del siglo XX, en las ciudades de Santiago de Chile y el entonces próximo pueblo de San Bernardo, en la actualidad unido a la gran urbe debido a la explosiva expansión de uno y otra, se desarrollaron dos experiencias que han quedado en el recuerdo e imaginario de la cultura literaria chilena y en la mitología política como íconos revolucionarios, coyunturas de vanguardias artísticas o experimentos de locos asociales, razones por las cuales es necesario, como ya se refirieran sobre ellas  Fernando Santiván en sus “Memorias de un tolstoyano” o Augusto D’Halmar en “Recuerdos Olvidados”, rescatar y colocar en valor adecuado (1). Estas dos experiencias, conocidas como las colonias comunista del cerro San Cristóbal y tolstoyana de San Bernardo, además de su atractivo y memorabilia histórica, nos entregan más de una posibilidad de aprender sobre la utilización de los espacios y lugares en el contexto de una vida libre.

Las colonias del cerro San Cristóbal y la colonia tolstoyana de San Bernardo, en tanto formación y desarrollos de espacios con fines de habitabilidad, son primeros hechos en un camino que lleva desde los comienzos del 1900 a inicios del siglo XXI, preguntando sobre las posibilidades ciertas de autogestión de sitios de vivienda y trabajo en relación directa y armónica con la comunidad geográfica de la cual son partes. Las ideas acerca de colonias anarquistas, espacios “okupados”, espacios liberados, inmuebles recuperados, comunas agrícolas o tantas otras, nos conducen a pensar y cuestionar nuestros marcos teórico-geográficos, para contribuir con un tipo de geografía social arraigada en los conocimientos comunitarios de las sociedades regionales o comunales. De esta forma, una geografía social reclusiana afincada en los saberes del individuo y la comunidad sobre el medio ambiente, aplicada a estudios de ocupabilidad y habitabilidad urbana, en los cuales se integren el máximo número de variables a tener en cuenta en interacción profunda y verdadera, estará en directa relación al beneficio del mejoramiento de la vida de las personas. Tener en cuenta experiencias tan disímiles en tiempos y lugares de ocupación libertaria de espacios, contribuye por lo tanto a complementar la teoría geográfica contemporánea, necesaria de integrar una visión ecológica del mundo, puntos de vista ya asumidos de una u otra forma en estas experiencias históricas del siglo XX o en las actuales del siglo XXI. El espacio y su utilización de una forma racional, aproximándose a una forma integral de ocupación, es una de las propuestas de algunos geógrafos anarquistas, tales como Pedro Kropotkin o Eliseo Reclus. Mientras que la idea marxista se define por un materialismo histórico en que el concepto de las fuerzas de la historia están encuadradas en la lucha de clases; en las concepciones anarquistas, especialmente de los dos científicos mencionados, se promueven posibilidades de libertad espacial que vendría a significar la posibilidad de la vida anarquista en la geografía actual y real, es decir, un vivir bien en el aquí y en el ahora, gracias a todo el desarrollo de las fuerzas creativas del individuo, de la solidaridad de la comunidad, del respeto a la naturaleza. Esta idea de sociedad libertaria, por lo tanto, se desarrolla no en imágenes abstractas, no en la idea de un fin histórico, sino en el cotidiano vivir, y es aquí donde los obstáculos deben ser resueltos mediante el trabajo humano realizado. Sigue leyendo