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Filosofía: «¿Qué es, la anarquía?», por Helios en «El Sembrador» (#4, 1922)

Terencio, comediante latino, pone en boca de Cremes, un personaje de su comedia “El atormentador de sí mismo”, una frase, quizás, conocida: “Homo sum. Nihil homini me alienum puto”, que traducido sería “Humano soy. Nada humano me es ajeno”. Una frase a partir de cual construimos, por ejemplo, nuestra idea de una historia de las ideas anarquistas en la antigüedad griega, porque nos recuerda a Elíseo Reclus en su “Ideal Anarquista”, cuando decía que la “anarquía no es una teoría nueva”, ya que siempre ha habido hombres y mujeres que se han opuesto a la autoridad. Pero ¿qué hay detrás de todo esto? La idea de que el anarquismo no es ajeno a la historia del pensamiento humano. Max Nettlau ya lo dice al comienzo de “La anarquía a través de los tiempos”, y es lógico que así sea: como teoría y práctica de la vida humana, la anarquía porta consigo toda la historia de la humanidad, sin dogmas y abierto al aprendizaje.

El texto que presentamos hoy (y que archivamos en Filosofía), nos habla de esto desde una perspectiva muy cotidiana, mediante un breve reflexión. No necesitamos ser eruditos para comprender que el hombre y la mujer han de ser, ante todo, ingobernables.

Helios, que escribió en varios periódicos de la prensa anarquista chilena de comienzos del siglo XX, era de Buenos Aires. Y aquí nos señala aquello que desarrollamos recién:

La vida de la humanidad es nuestra propia vida.

A partir de ahí, el principio de solidaridad y apoyo mutuo se expande a todos los ámbitos de la vida, visto (y en esto nos remitimos, por ejemplo, a Salvador Seguí o Anselmo Lorenzo) desde una perspectiva individual:

Tratemos de ser mejores de los que somos porque sabemos que de esa manera mejoramos a los demás.

Algo que tiene que ver, simplemente, con la moral anarquista, que según Piotr Kropotkin (aunque esto lo dice Lebedeff respecto a la Piotr en el prólogo a la “Ética”, 1925) es simplemente humana. Y este era, también, el principio que figuraba en el carnet de la CNT. Pero Helios, aquí, trata de ir más allá de esto y preguntarse por la naturaleza humana, discusión que sí debemos tener las y los anarquistas:

¿Qué hay en lo hondo de nuestra naturaleza, que nos impulsa a vivir, a meditar, a luchar y mejorarnos constantemente?

Ese algo, dirá Helios, es la inquietud. Una inquietud que mueve los espíritus, que anima la rebeldía, el arte, las luchas del pueblo, el amor en la mirada y en los labios del/a amad@, la bondad, la investigación, el cariño de nuestras madres. Es la vitalidad del cuerpo y del pensamiento, que, ante todo, deben desenvolverse en total libertad, en absoluta libertad, en el hombre y en la humanidad.

Le dejamos el texto, que es muy breve y recomendable:

¿QUÉ ES, LA ANARQUÍA?

Hay palabras que nos elevan y nos humanizan con el influjo de su significado, como las miradas de una mujer amada, el beso desinteresado y confortante de una madre o el apretón de manos y la sonrisa de un amigo sincero. Todo esto constituye en nuestra vida un motivo de acercamiento entre los hombres. Amamos la vida por amor a la humanidad. En el fondo de nuestra naturaleza existe un sentimiento que nos liga y nos complemente en la gran familia hermana. Los errores y las desgracias, productos de la ignorancia unas veces, consecuencias del ofuscamiento de ciertas enfermedades mentales otras, nos afectan y nos conmueven a todos. La vida de la humanidad es nuestra propia vida. Tratemos de ser mejores de los que somos porque sabemos que de esa manera mejoramos a los demás ¿Por qué, sino, el sabio investiga, el artista da formas y armoniza los sonidos, los colores, las palabras? ¿Por vanidad? ¿Por qué muere o se expone el médico a curar al paciente; por qué el hombre de ideas, lucha y afronta la cárcel y el destierra cuando no la muerte? ¿Por vanidad? ¿Por qué nos indignamos y protestamos ante una injusticia; por qué ponemos nuestra vida en peligro por salvar la de un semejante que a lo mejor ni siquiera conocemos? ¿Por vanidad? ¿Por qué, unos hombres se someten y se dejan arrebatar el fruto de su trabajo por otros hombres que no hacen nada? ¿Por vanidad, también? ¡Oh, no, dejémonos de simplezas! ¿Qué hay en lo hondo de nuestra naturaleza, que nos impulsa a vivir, a meditar, a luchar y mejorarnos constantemente? ¿Fantasías, quimeras, sueños? No, hay algo que es superior a todo eso, y ese algo es la inquietud, la fiebre, el afán, que pone el artista en su obra, el sabio en sus investigaciones, el pueblo en sus luchas por la libertad, el rebelde en el calor de sus discursos, la amada en sus labios, el amigo, el compañero en su bondad sincera y franca, la madre en su cariño; ese algo es la acción que crea el pensamiento, la luz del espíritu que anima y vitaliza la vida del hombre y de la humanidad. ¿Comprendéis ahora, lo que es, la anarquía?

¡Acción, humanidad!, libertad!

Entonces, por la anarquía, trabajemos, luchemos hasta llegar.

HELIOS (B. Aires) [El Sembrador #4, año I, Sábado 16 de septiembre de 1922, Iquique, Chile]

Biblioteca: «El anarquismo militante y la realidad española», conferencia de Federica Montseny (1937)

Entre los documentos que utilizamos durante las semanas de estudio del anarquismo español –motivados bajo del excusa del 75° aniversario de la Revolución Social en España –, hemos ocupado la digitalización de esta conferencia de Federica Montseny, pronunciada en el Cine Coliseum de Barcelona el 3 de enero de 1937. La adherimos, ahora, a nuestra Biblioteca Virtual, pues hay varios aspectos que nos han llamado la atención.

Y quizás ahora, en los momentos que se están viviendo en Chile y que muchos tienden a idealizar, no estaría demás aprender un poco de la España de los años ’30, sin caer en anacronismos y sin perder de vista la alteridad de cada realidad. Ante todo, trataríamos de pensar desde el anarquismo y el pensamiento radical que éste significa, idea que Montseny expresaría como:

Fue necesaria la locura, por así decirlo, de los anarquistas, para que se desgastase la vieja democracia llegada con un siglo de retraso a España.

La locura ¿No se refiere, acaso, a un pensamiento más radical? «El imposible», al que se refería Mijail Bakunin. Un pensamiento que Federica nos enseña a través de dos principios, mediante los cuales se articularía la revolución social de los libertarios: uno moral y otro físico.

El principio moral, que antes que todo nos refiere a una moral del sacrificio por el otro, que impone a todos la honradez y la austeridad máxima, y que significa, también, el sentido de responsabilidad colectivo, la integración de todos y cada uno en la confección de una gran obra, que entre todos hemos de hacer.

 ¿Será, ésta, otra tarea, otro problema? ¿»Una tarea de todos», sin necesidad de que todos sean anarquistas? Gastón Leval es bastante claro cuando nos dice que no todas las colectividades de España fueron obra de anarquistas y Federica Montseny nos dice en esta conferencia:

Sin que el ideal dejara de ser el mismo, sin que la idea anarquista hubiera sido retirada ante la experiencia formidable, ante la situación histórica y el movimiento español, hemos sabido adaptarnos.

«Adaptarse» sin perder lo fundamental del anarquismo, sin necesidad de repetir conceptos e ideas de otras corrientes políticas. Esto último lo observamos entre variados grupos libertarios que hablan de “Poder Popular”, concepto parafraseado en décadas pasadas por militantes de tendencias muy distintas al anarquismo. A lo cual Federica Montseny habría respondido, en esta conferencia,  que los anarquistas y el anarquismo se plantea no como movimiento de masas, sino de conciencias y de individualidades.  De ahí que se considere que la célula social es el hombre, no la clase social [léase “Sociedad y Clase” de Rudolf Rocker (PDF)] . Pero antes que eso, habría declarado lo importante que es plantearnos desde nuestros pensadores y luchadores, que significan avances para la idea y que no podemos perder de vista –aunque no comulguemos con ellos:

Nosotros, los anarquistas, como individualidades responsables, hemos de dedicarnos a defender nuestros puntos de vista, colocándonos colectiva e individualmente, de modo que otras fuerzas antifascistas sepan a qué atenerse, y podemos, de una manera franca y noble, buscar la misma unidad para mañana, que mantenemos hoy.

Esto se une al segundo principio: el físico. Este principio versaría esa postura que los anarquistas mantenemos siempre, nuestra idea para luchar contra la autoridad y sus imposiciones. En la conferencia, Montseny explica este principio, citando a Fernando Tarrida del Mármol, del siguiente modo:

La autoridad es algo de lo que vamos restando constantemente cantidades, y de la cual queda siempre un residuo que hemos de tender a hacer cada día más pequeño.

La importancia de la educación como erosión del Poder. Lo que era antes La Escuela Nocturna en los sindicatos o de La Escuela Moderna o Paideia entre los más jóvenes, ideas que se fundaban en sustituir el principio de autoridad por el de libertad responsable. Pero en términos cotidianos, Federica Montseny lo explica así:

Hay ejemplos prácticos en la vida que pueden ayudar a los hombres a ir restando sumas a la autoridad: no necesitar que nadie le mande nada para cumplir con su deber en todos los terrenos. (…) Hemos se cumplir con nuestro deber, sin necesidad de Mesías que nos dé las garantías del premio con la gloria.

Estas ideas, estas enseñanzas, junto a muchas más, podemos adquirir en las lecturas de una revolucionaria como Federica Montseny, atenta a la realidad española y al ideal anarquista. Repasa, entonces, en que no debemos perder de vista ninguna de las dos concepciones, la idea y la práctica. Esto nos permitirá hacer ensayos, proponer las ideas anarquistas sin necesidad de conceptos ajenos ni de dogmas muertos (insistimos, léase el texto de Rocker).

Las últimas dos páginas son muy lindas, hablan del sacrificio, de la lucha y de la responsabilidad. Recomendamos, entonces, la lectura de estas 17 páginas, a ver si nos devuelven aquella locura de los anarquistas y nos dejamos de pedir sólo reformas… y comenzamos a vivir la utopía, aunque tome tantos años:

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Ética: «Hombre, sé tú mismo», artículo de El Sembrador (Iquique, 1924)

Ya señalamos en otro post nuestro interés por el estudio de viejos textos de periódicos anarquistas. Su lucidez y desarrollo de los temas parecen ser más consistentes y claros en comparación a nuestros intentos actuales.

El artículo que les presentamos hoy es, quizás, de esos textos que debemos leer sin lugar a dudas.  La extesión (un poco más de tres hojas en word) no es excusa para no darse cinco minutos de lectura. «Hombré, sé tú mismo» es un texto que originalmente apareció en el semanario anarquista El Sembrador, en Iquique, el año 1924. Se trata de simples, pero muy profundas, reflexiones entorno a la moral y a la posición que toma el anarquista frente al mundo.

Sin ir más lejos, el artículo es bastante claro cuando plantea la síntesis de los ideales anarquistas:

Nadie sobre tus hombros, ni tú sobre los hombros de nadie.

Síntesis que, sin duda, debemos llevar a otros tipos de análisis, como, por ejemplo, la contraposición que podemos establecer entre la noción de «Lucha de Clases» y «Lucha Social». De este tema, no obstante, estaremos hablando muy pronto.

Por último, antes de entrar en la lectura del texto, no podemos dejar de señalar el siguiente párrafo:

Si el comerciante te envenena vendiéndote artículos adulterados que arruinan tu salud y saquean tu bolsillo, allí estás tú para impedirlo.

¿No se aplica esto, ahora, al tema de los transgénicos, las semillas y el uso de pesticidas en los alimentos? Este detalle no sólo nos revela la actualidad de muchos artículos anarquistas escritos hace casi un siglo, sino también nos recalca esa permanente intención del anarquismo por el «buen vivir», el «vivir bien», el desarrollarse íntegramente tanto en lo individual como en lo social y el cuidado de la salud (en lo personal y en lo laboral).

En fin, no hay excusas para no leer este breve texto y luego, ojalá, comentarlo entre los cercanos o reflexionar durante unos minutos (el texto será archivado en la subsección «Ética» de «Filosofía»)

Alguien ha dicho: “Si la sociedad está mal constituida allí estás tu para mejorarla”.

            Magnifica sentencia, excelso pensamiento que confía en la potencialidad individual, que valoriza las virtudes creadoras del hombre, que exalta la personalidad como factor determinante de las condiciones físicas, morales e intelectuales de la humanidad.

            Ese pensamiento es todo un grito de guerra contra los dominadores económicos y contra los dominadores políticos.

            Es un dulce reproche a los esclavos asalariados que no atinan más que aquejarse de su misérrima situación, cuando el remedio está en sus manos.

            Es una proclamación sintética de los deberes y derechos del hombre.

            Es una invitación a la confianza en sí misma como entidad pensante y actuante.

            Es la síntesis de los ideales anárquicos: Nadie sobre tus hombros, ni tú sobre los hombros de nadie.

            Ni señor ni esclavo.

            Ni explotador ni explotado.

            Ni gobernante ni gobernado.

            Ni pastor ni oveja.

            Ni tirano ni tiranizado.

            Ni oprimir a otros ni dejarse oprimir.

            Ni hacer servir de instrumentos a otros ni servir de instrumentos de otros.

            Hombre, nada más que hombres, iguales en derechos, iguales en deberes. Nadie por encima de ti ni tú por encima de nadie. Nada de prerrogativas. Nada de prebendas y favores. Sigue leyendo

Archivo Histórico: Revista Babel, de la poesía a la revolución

Jonathan Berrios nos ha hecho un gran aporte: ha enviado varios ejemplares digitalizados de la gran Revista de Arte y Crítica Babel, de la cual ya hemos hablado en otras ocasiones.

En total son cuatro números. Sin embargo, tres de ellos sólo consisten en los escritos que Manuel Rojas publicó (#13, #14 y #15-16). El cuarto, el número #22, está completo y, además, está buenísimo. No sólo trae textos de grandes escritores como Ernesto Montenegro, Manuel Rojas, González Vera o Enrique Espinoza, sino también una conferencia inédita de Baldomero Lillo, donde habla de las salitreras del norte, de la huelga y matanza de 1907, y de que éste sería el tema que presentaría en su próxima creación literaria.

Baldomero señala que viaja al norte para conocer mejor los detalles de la vida de los trabajadores y sus familias: las condiciones laborales, la falta de higiene y de seguridad laboral, los accidentes en el trabajo, el hacinamiento y el tiempo libre de los trabajadores salitreros:

Después de guardar las herramientas y quitarse el polvo del traje, el obrero sale de su casa y se dirige a la fonda, en la que permanece hasta la noche entregado a sus pasiones favoritas: el juego y el alcohol.
Al día siguiente, a las tres o cuatro de la mañana, está otra vez en la pampa ejecutando su pesada tarea.

Llega a la conclusión que, debido a que la ignorancia y el atraso de nuestros trabajadores son el principal factor de su miseria física, moral e intelectual, es necesario elevar, aunque sea en cantidad mínima, el nivel de la cultural del pueblo. 

Este punto, sin duda, nos recuerda las sucesivas campañas contra el alcoholismo en los periódicos anarquistas de antaño.

Sin duda, lecturas que nunca están demás, sobre todo cuando vienen de sensibilidades tan particulares y en publicaciones tan memorables.

Ya saben, pueden ir a nuestro sección «Archivo Histórico» o hacer click en las imágenes para obtener más información.

Babel #13

Babel #13

Babel #14

Babel #14

Babel #15-16

Babel #15-16

Babel #22

Babel #22


					

«En Chile no hay anarquistas», artículo de «El Sembrador» (Iquique, 1922)

Se señala, a grandes rasgos y desde cualquier perspectiva, que es necesario volver a leer a los clásicos, sobre todo grecolatinos. Nosotros, sin duda, lo creemos y lo aplicamos, también, en el pensamiento anarquista.

Por algo será que Ángel Cappelletti señaló al comienzo de su libro «Introducción a Séneca» que ya no existen aquellas viejas lecturas morosas. No se trata de quedarnos en lecturas todo el tiempo o en cultivar una gran teoría inaplicable a la realidad actual, sino simplemente de leer un poco y reflexionar, estudiar, elaborar argumentos, propuestas y, sobre todo, cuestionar. Cuestionar, incluso, las ideas y acciones que están dentro del mismo anarquismo. Sólo basta recordar, de nuevo, a la Federación Obrera de Magallanes y su Escuela Nocturna, a la cual los trabajadores asistían después de sus largas jornadas para formarse teóricamente.

En este sentido, la excusa recurrente de » no tener tiempo para leer» o, como prefieren otros, «no podemos perder tiempo leyendo, es necesario actuar», parecen infundadas dentro del anarquismo, que en su núcleo siempre ha llevado la teoría y la práctica, el pensamiento y la acción, mimetizados como principio moral.

Es por esta razón que sentimos la necesidad de leer a los viejos ácratas, quienes tenían un ritmo muy distinto (muy admirable por lo demás) al nuestro. El ejemplo de «El Sembrador», semanario anarquista editado en Iquique y, luego, en Valparaíso durante los años ’20, es uno de los mejores. La extensión de sus ejemplares y la elaboración de sus textos, de carácter variado, crítico y muy bien fundamentados, son algunos de sus rasgos.

El texto que presentamos hoy lleva por título «En Chile no hay anarquistas», firmado por un tal «Souveraine» y publicado en el octavo número, en septiembre de 1922. Reflexiona acerca de la ridícula tautología «anarquismo / atentados» y, más aún, del carácter de éstos en relación a la filosofía anarquista. Por esto, trata de señalar, frente a los prejuicios del «vulgo» y la prensa, el sentido humano del anarquismo, sus inquietudes («Que el gobierno del hombre por el hombre es atentatorio a la salud, vida y desenvolvimiento del individuo y, por ende, de la humanidad») y la forma mediante la cual ha llegado a estas conclusiones.

A pesar de los casi 90 años que nos separan de este artículo, sus reflexiones son, sin duda, actuales y no estaría demás tenerlas en cuenta (este texto será archivado en «Filosofía»):

«En Chile no hay anarquistas», por Souveraine

Frecuentemente oímos decir, en Chile no hay anarquistas, porque si hubieran arrojarían bombas o matarían a las autoridades perversas; o bien, los anarquistas existen en los países monárquicos porque la tiranía que se ejerce en ellos es terrible y no en los países republicanos donde gozamos de libertad.

Algunos llegan a suponer que los anarquistas llevan siempre luenga barba, ojos exaltados y el rostro ceñudo.

Así razona la mayor parte del vulgo. Ese es el concepto que del anarquista se ha formado, porque esa ha sido también la eterna cantilena de la prensa mercantil.

La prensa ha presentado siempre, a los anarquistas, como seres anormales, criminales y regicidas, para ensombrecer los ideales y llevar el horror al pueblo por tales ideales. Y casi, casi, lo ha conseguido. No son pocos los ignorantes que quedan, que creen aún en la perversidad de los anarquistas. Sigue leyendo

A 100 años de la FOM: 27 de julio de 1920, Masacre e Incendio en el local de la FOM

El 27 de julio de 1920, algunos meses antes del asesinato del poeta José Domingo Gómez Rojas y en las postrimerías del gobierno del nefasto y cruel verdugo Juan Luis Sanfuentes – como decían los trabajadores de magallánicos-, el local de la Federación Obrera de Magallanes fue rodeado por tropas militares a plena luz del día, quienes comenzaron a disparar, entrando a la casa y asesinando a los trabajadores que allí se encontraban. Luego de cobrar varias víctimas, prendieron fuego al local.

Este atentado contra la organización de los trabajadores no logró destruir la fuerza y unión que ellos habían construido tras nueve años de ardua labor sindical. Es así como en 1926 aún siguen publicando su periódico «El Trabajo», que comenzó su tiraje en 1911, recordando este acontecimiento como una «fecha trágica». Justamente, en los textos conmemorativos que publicaron en su ejemplar del 27 de julio de 1926 (número 58, año II) hay uno muy particular, que es bastante punzante con las posturas patrióticas del gobierno y el ejército, y que reproducimos ahora para recordar este acontecimiento, del cual estaremos hablando y exponiendo en nuestra jornada el próximo sábado 18 de junio:

27 de julio 1920 – 1926

Seis años ha. Otra vez los recordamos, una turba chauvinista asaltó e incendió un local de obreros como quien cumple un hecho heroico en defensa de los caros principios tradicionales del patriotismo, y esto fue en nombre del orden y de  la tranquilidad social. Lo de siempre: El patriotismo convertido en salvajismo. El patriotismo derramando sangre no de enemigos sino de hermanos. El patriotismo sirviendo de enseña a los traficantes, a los políticos y a sus oligarcas. Oh! El valor estupendo de nuestras raza matando indefensos y pacíficos productores, a aquellos a quienes llamarán algún día para servir de carne de cañón. Qué heroísmo!…

Nuestro pasado se eclipsa ante tamaña hazaña. Apresar estudiantes y obreros. Y no sólo apresarlos, sino torturarlos, matarlos, enloquecerlos, violarles su hogar y gritar viva la patria!…

Oh ironía de las ironías!… los torquemadas no han desaparecido. Los inquisidores viven en las sombras. Se nutren en las sombras. Y aparecen en las sombras. Asaltan e incendian en las sombras!…

Y se promete justicia. Justicia para los haraposos… ¡Ja, ja, ja! Igualdad ante la ley?… ¡je, je, je!

La grandeza y la prosperidad de la patria?…¡Ji, ji, ji!…………

[Extraído del «El Trabajo»,  Julio 27 de 1926, Ano II, N°58, Punta Arenas, Chile]

Tumba conmemorativa a los caídos.

Tumba conmemorativa a los caídos.

A 100 años de la FOM: Elíseo Reclus en el periódico «El Trabajo»

El 23 de noviembre de 1912, cuando se editó el número 36 del periódico  «El Trabajo» de la Federación Obrera de Magallanes (FOM), se agregó un pequeño texto de Elíseo Reclus, una reflexión quizás, extraída de no sabemos qué texto. Llama la atención, sin duda, porque rebate las tesis de historiadores como Sergio Grez Toso, que sostienen que la influencia anarquista en la FOM fue posterior, señalando fuentes de extraña procedencia y citando los primeros números del periódico «El Trabajo». Lo extraño es que los primeros números del periódico están mutilados. Encontrar uno de ellos actualmente que esté en perfecto estado sería difícil. Y, seguramente, cuando Sergio Grez leyó el nombre de Reclus (si es que lo hizo) en el periódico de 1912, no fue capaz de asimilar la influencia anarquista entre los trabajadores de la FOM. Esto, sin duda, son problemas a los que nos enfrentamos cuando se trata de hacer una historia del anarquismo desde la perspectiva marxista.

Incluso, es necesario señalar, que ya en 1913 aparecen textos de anarquistas como Rafael Barret y Ricardo Mella, o de autores muy cercanos al pensamiento ácrata como José Ingenieros y Alejandro Sux. Claro que debemos agregar que estos autores se enmarcan dentro de la diversidad de pensadores que eran citados en el periódico, como la publicación completa de «El Contrato Social» de J.J. Rousseau desde el número 73 en adelante. No obstante, este punto no significa que la influencia anarquista haya sido posterior, tal cual señala Sergio Grez.

En fin. Dejamos a vuestra disposición este breve texto de Reclus, que lleva por título «La Pena de Muerte»:

La Pena de Muerte

La pena de muerte es inútil. Pero ¿es justa? No es justa. Cuando un individuo se venga aisladamente, puede considerar a su adversario como responsable, pero la sociedad, tomada en su conjunto, debe comprender el lazo de solidaridad que le une todos sus miembros, virtuosos o criminales; y reconocer que en cada crimen ella tiene su parte. ¿Ha cuidado de la infancia del criminal? ¿Le ha dado una educación completa? ¿Le ha facilitado los caminos de la vida? ¿Le ha ofrecido siempre buenos ejemplos? ¿Ha procurado que tenga los medios de permanecer honrado, de regenerarse después de una primera caída? Si nada de esto ha hecho ¿no puede el criminal tacharla de injusta?

Elíseo Reclus

[Extraído del «El Trabajo»,  Noviembre 23 de 1912, Ano II, N°36, Punta Arenas, Chile]

Esquiladores, parte importante entre los trabajadores de la FOM

Esquiladores, parte importante entre los trabajadores de la FOM

A 100 años de la FOM: Hoy, 11 de junio, día de la fundación de la Federación Obrera de Magallanes

Hoy, 11 de junio, se fundó la Federación Obrera de Magallanes, experiencia del movimiento obrero chileno de gran importancia y magnitud, pero que lamentablemente no ha sido muy recordada. Nuestra conmemoración, en la cual también recordaremos la Comuna de Puerto Natales en enero de 1919 y la masacre e incendio del local de la FOM en julio de 1920, será en una semana más, el 18 de junio. Ese día trataremos de abordar, en diversos medios y formas, los distintos factores y acontecimientos que rodearon la historia del movimiento obrero magallánico durante aquellas décadas.

Para conmemorar el día de hoy, dejamos a vuestra disposición un artículo escrito en el Periódico El Trabajo, en su edición número 28, fechada el 11 de junio de 1912, es decir, cuando la FOM cumplió su primer año:

Un año de lucha.

El once del mes en curso va a hacer un año que un grupo de trabajadores echaron las bases de una asociación que por la heterogeneidad de oficios de los iniciadores que llegaron a formarla tomó el nombre de Federación Obrera de Magallanes.

Carneadores, esquiladores, etc., fueron los primeros que, sin comprender aún toda la importancia de la obra, la llevaron a cabo con entusiasmo y decisión pero, preciso es confesarlo, estaba lejos de su ánimo de creer que en tan corto espacio de tiempo llegaría a adquirir tan colosales proporciones el trabajo de la unificación de las clases obreras de Magallanes dado los escasos medios y las dificultades que por su enorme extensión presenta el territorio; después de los primeros [llamados] en este sentido, y queriendo dar más amplitud en sus filas a todos los obreros de los diferentes talleres y fabricas que existen en Punta Arenas, resulta más satisfactorio: corrieron a engrosar sus filas, tanto el aprendiz como el maestro, el peón y el artesano sin distinción de oficios, edades, religión y credo político, llevando por único emblema el mejoramiento social y económico de la clase obrera en general y el engrandecimiento del país por medio del trabajo.

Rudas y dolorosas pruebas ha tenido que soportar durante su desarrollo; el desprecio de algunas entidades, que no siendo capitalistas no se conforman con su condición de obreros intelectuales y les repugna el contacto con el obrero manual, la calumnia de parte de algunos mentores de escuela; nada de esto ha debilitado el entusiasmo de los que con ser novicios en estas luchas han obrado hasta hoy –acaso por intuición de modo que a sus actos no alcanza la censura de la prensa o el público.

El obrero de hoy no es el obrero de ayer que no tenía más voluntad que la de su patrón, que no se permitía pensar de un modo diferente de él, el obrero de hoy, con más experiencia que instrucción, comprende que si es verdad que debe guardar respeto a su patrón, debe también exigir que él retribuya este respeto y la compensación justa de su trabajo; comprende que es una sociedad que forma con su patrón, en la que éste pone el capital y él el trabajo, que si el capital castiga con el tanto por ciento a su entradas para reparaciones y desgaste de su brazo, para que cuando la máquina no pueda ya producir por el exceso de trabajo que ha tenido durante muchos años pueda contar a semejanza de una vieja máquina –con un galpón siquiera donde poder cobijarse a esperar sus últimos días.

Sobre esta base fue fundada hace un año esta institución y sobre ella seguirá, ajustando su conducta a estos principios: no somos los reformadores de antiguas usanzas, pero trabajamos y trabajaremos siempre con infatigable empeño por derribar de su pedestal bambaleante a ese tirano moderno que se llama abuso patronal; paso a paso caminamos a ese fin sin pretender salvar de un solo salto la distancia que nos separa porque comprendemos que nos estrellaríamos, pero con nuestra perseverancia creemos poder conseguirlo, somos amantes del orden y por ese medio llegaremos a nuestro fin.

Un año de lucha, lucha silenciosa pero proficua no solo para nosotros sino para el pueblo entero; pongamos frente nuestro principio con el fin de nuestro primer año de trabajo y veremos, como en la lámina de un espero puesto al frente de otro, que reflejan ambos un mismo objeto, así seguiremos trabajando hasta ver satisfecha nuestras aspiraciones y ojalá que el próximo año de labor sea fructífero para la clase obrera de Magallanes como lo ha sido el pasado.

[Extraído del «El Trabajo», Junio 11 de 1912, Ano I, N°28, Punta Arenas, Chile]

Obreros. Magallanes.

Obreros. Magallanes.

Nota:  Hemos publicado el cronograma la Jornada en la sección de la conmemoración.

A 100 años de la F.O.M.: «Patagonia, la memoria y el viento», libro de poesía de Pavel Oyarzún

Patagonia y Tierra del Fuego, viento y soledades, frío y lluvias, obreros y revolución, Federación y Comuna …

El extracto de la obra poética que colocamos a disposición, en el contexto de los 100 años de la fundación de la Federación Obrera de Magallanes, lleva por título Patagonia: La Memoria y el Viento del escritor Pavel Oyarzún. Un trabajo interesante, pues a la vez doloroso y esperanzador, canta a los paisajes y nos permite adentrarnos en el conocimiento de los hombres y mujeres que poblaron aquellas tierras australes buscando una vida mejor. Según nos cuenta el mismo escritor, el conjunto de poemas titulado La Patagonia en llamas se encuentra basado en las experiencias huelguísticas llevadas a cabo por los obreros entre los años 1916 a 1921. Leer el poema “La Patagonia Rebelde”, nos deja una luz de esperanzas a pesar de la aparente imposibilidad de la victoria, pues estos cantos de memoria están dedicados a todos aquellos entregaron su vida a la humanidad por fundar una sociedad libre.

Los obreros quisieron alcanzar

el sol con las manos,

y el sol está a ciento cincuenta millones

de kilómetros de la Patagonia,

             aproximadamente.

Desde Santiago de Chile, un abrazo solidario a todas y todos aquellos que en el Sur del Mundo luchan por una Vida Libre. ¡Salud y Libertad! ¡VIVA LA F.O.M.!

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Nota: fijarse en el poema «Wilckens».

Archivo: Entrevista a González Vera, ¿Cómo, cuando y por qué se hizo usted escritor?

Esta entrevista apareció originalmente en la Revista Zig-Zag, varias décadas atrás. Es bastante breve, son sólo dos páginas. Sin embargo, en ella José Santos González Vera, Premio Nacional de Literatura en 1950, vuelve a recalcar que se acercó al mundo de las letras a través de sus ideas anarquistas, en las cuales, tal como señala en una entrevista dada a la Revista del Instituto Nacional (que esperamos poder subir pronto), siguió creyendo y practicando a lo largo de su vida.

Ahora bien, si tuvieramos que citar una parte de la entrevista, sería, sin duda, ésta:

¿Qué circunstancia precisa le indujo a iniciarse como escritor?
(…) Otra circunstancia que me indujo a escribir en favor de los de abajo, fué el estímulo del poeta Gómez Rojas y del obrero Espinoza (el primer linógrafo chileno).

Linda amistad la de ambos escritores, que se encuentra muy bien expresada en las páginas de «Cuando era muchacho», de González Vera.

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