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A finales de los años ’70 se realizó el Congreso Internacional sobre Autogestión, organizado por el Centro de Estudios Pinelli, de Milán, Italia. Este encuentro contó con la participación de diversos personajes relacionados al movimiento libertario, tales como Amadeo Bertolo, Nico Berti, Rene Lourau, Frank Mintz, entre otros.
El trabajo que presentamos a continuación corresponde Luciano Lanza, redactor en ese entonces de la «Revista Anarchica». Se trata de una interesante indagación en las relaciones económicas de la sociedad actual y el modo en que éstas podrían transformarse y proyectarse en una sociedad libertaria futura. Trabajo complicado, sin duda, sobre todo cuando detrás del trabajo de Luciano Lanza existe toda una elaboración de un plan económico libertario, el cual no sólo recoge los aportes de autores clásicos como Piotr Kropotkin y Pierre Joseph Proudhon, sino que también, y siguiendo lecturas de la economía actual, reflexiona en torno al mercado, la moneda e, incluso, la banca en el contexto de una economía libertaria, conceptos que suelen ser apartados de las propuestas anarquistas, pero que, en este caso, se presentan como articulaciones interesantes para el debate.
¿Qué sucedería con el mercado? ¿la moneda? ¿el sistema financiero? ¿la competencia? Interrogantes que no podemos responder a base de clichés. Por el contrario, necesitan ser analizadas y discutidas, de tal forma que nuestro discurso y práctica no se transforme en la repetición de viejas ideas.
Porque este texto, que en realidad no es tan extenso, no sólo ofrece elementos interesantes para un proyecto económico anarquista, sino que también aporta al debate y a la crítica, interpela a interesarnos por el campo de lo económico.
En fin, recordando con Luciano Lanza que la sociedad anarquista es la sociedad de la revolución continua, dejamos con ustedes el texto:
«Autogestión y Economía: notas para un debate», por Luciano Lanza[1]
I. Introducción
PRETENDER prefigurar la estructura económica post-revolucionaria y las relaciones que la constituirán puede parecer, a primera vista, una operación de pura fantasía, e incluso superflua, considerando que ya existen ejemplos literarios notables[2].
La operación se presenta menos fantástica si en lugar de pretender dar soluciones prefabricadas, se quiere contribuir a una profundización en la investigación analítica que, a partir del examen de las relaciones económicas, se dirija a desentrañar qué naturaleza deberán tener éstas para coordinarse coherentemente con los objetivos anarquistas de aquélla “sociedad en la que se realicen, al máximo, la libertad y la igualdad… es decir… la alternativa global al modelo social jerárquico”[3]. Por tanto, la investigación de los objetivos económicos es, en realidad, una investigación de los medios funcionales para el proyecto más general. Existe, por el contrario, la tendencia (aunque no generalizada), en el movimiento anarquista actual, de infravalorar o rechazar este tipo de investigación. Los motivos residen, a grosso modo, en la convicción de que el evento revolucionario liberará tantas energías y nuevas disponibilidades, que se modificará sustancialmente nuestro modo de ser y, por tanto, nuestras relaciones sociales y económicas. Y por tanto, todos los «modelos» resultarán absolutos y su preparación hoy hay que considerarla como pasatiempo más o menos intelectual.
Si es cierto que esta formulación contiene elementos correctos, también lo es que resulta necesario, para un movimiento revolucionario dotarse de conocimientos sobre los medios y los caminos a seguir para realizar los fines propuestos.
Por otra parte, la experiencia histórica nos enseña que a los éxitos revolucionarios ha seguido siempre el intento de la inmediata puesta en práctica de cuanto había elaborado el pensamiento libertario, y sus militantes habían divulgado antes del acontecimiento. España docet[4].
Por otra parte, en la producción «clásica» del pensamiento anarquista no faltan ejemplos de prefiguración de la sociedad libertaria[5], y es quizá la actual pobreza cultural la que nos impide salir de unos slogans hoy ya caducos. Resulta, de todas formas, evidente que todo lo que viene a continuación solamente quiere iniciar el debate y no pretende aportar soluciones. Sigue leyendo