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Literatura: «Carteles», por Carlos Penelas

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«Me gusta sentirme un peregrino sin destino, un poeta que viaja a través de un espacio no estructurado, empujado siempre por frustraciones y esperanzas, solidario con los seres que luchan por su dignidad, por su libertad, por el amor». – Carlos Penelas

Carlos Penelas (1949), escritor argentino y autor de numerosos libros de poesía, prosa e investigaciones (ver bibliografía completa), ha compartido este hermoso texto: “Carteles”, un ejercicio literario y a la vez de propaganda anarquista al estilo del dramaturgo ácrata Rodolfo González Pacheco (1882-1949), de quien hemos hablado en otras ocasiones respecto a su amistad con el periodista Teodoro Antilli (1885-1923) y porque tenemos su drama “A los compañeros” digitalizado en nuestra biblioteca virtual.

Carlos Penelas

Carlos Penelas

“Carteles”, redactado en septiembre de este año, es un hermoso texto que nos recuerda a las columnas de la prensa anarquista de antaño, cuando en ella participaban hombres y mujeres ácratas que se me manejaban con gran habilidad en el arte de la oratoria y de la cultura en general, sobre todo la del pensamiento libertario.

Estos breves párrafos no sólo nos revelan la genialidad literaria de Carlos Penelas, sino también una sensibilidad anarquista muy particular y digna de ser leída y celebrada.

Pueden conocer más a fondo la obra del autor y estar al tanto de sus actividades en su sitio web: http://www.carlospenelas.com/.

Carteles

A partir de ahora escribiré breve. Escribiré carteles. Para que alguien los recorte y los pegue en los muros de los palacios. O en la frente de aquellos que son camaleones. O los tire a la basura sin haberlos leído. Intentaré no ser ambivalente, intentaré no falsear la realidad, intentaré – como siempre lo hice – no caer en la demagogia ni ser sensiblero. Sin dioses, sin patrias, sin banderas. Parecería que no hubiera jerarquías ni normas. La fragilidad de pensamiento, la torpeza de supuestos intelectuales (con títulos o sin ellos) es de tal magnitud que parece que fueran sobornados. O por dinero o por cargos. Pobres diablos, camaradas sin espina dorsal. ¿Fundamentalismo de mercado, de credo? Los anarquistas tenemos el entusiasmo de la vida, escribió Rodolfo González Pacheco. Y también: “No acaba de comprenderse al anarquista. Y esto se debe – parece una paradoja – a su propia sencillez, su rectitud, su coherencia.” De aquellos escritos viene la memoria. Vigente, en pie, insurrecta. Rebelde, entonces, junto al viento y la rosa azul del sueño. Sigue leyendo

Literatura: Algunos cuentos relatados por Oscar Wilde según André Gidé.

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Poco a poco hemos ido conociendo a Oscar Wilde, o simplemente Wilde. Y no nos referimos a conocer más o menos su biografía, cuentos o poemas, sino ir comprendiendo al hombre y al artista que existe, afirmando tajantemente que “La principal ventaja que resultará del advenimiento del socialismo, es, indudablemente, que el socialismo nos libertará de la sórdida necesidad de vivir para los demás; necesidad que, dadas las actuales condiciones, pesa casi sobre todos”. Wilde, el cuentista y poeta. El hombre atormentado y encarcelado, aristócrata para unos, libertario para otros.

De entre sus muchas, cientos de páginas, todavía hoy leen su Gigante egoísta en las salas de clases de infantes sin siquiera sospechar lo que hay de arte en su creación literaria, al tiempo que los mismos profesores olvidan o ignoran o ningunean su De Profundis o El Alma del hombre bajo el Socialismo del cual hemos citado más arriba. Sin embargo, a pesar (y gracias) a nuestra permanente amnesia que genera la necesidad de ejercitar los músculos del intelecto, de volver sobre los pasos para leer, nos encontramos con textos que son de gran intensidad, y que nos aportan goce, maravilla, reflexión; ejercicio que puede ser aprovechado por críticos literarios, lectores empedernidos, buscadores de sabiduría, personas que sienten el arte en la vida o los mismos profesores: ciegos, sordos y mudos.

Oscar Wilde (16 de octubre de 1854 - 30 de noviembre de 1900)

Entonces, no nos sorprende que en la revista Juventud de la Federación de Estudiantes de Chile (FECh), manifestación de una generación despierta y revolucionaria, que no era ni ciega, ni sorda ni muda, nos encontremos con un artículo dedicado a Wilde, escrito por André Gidé y traducido por J. García Monge. Nos advierte el propio Gidé que no será una biografía ni un estudio de sus obras, de las cuales había hablado en una primera opinión “con una severidad injusta”. Y de las obras de Wilde, que no pasaron de ser un entretenimiento dramático en primera instancia para Gidé, éste fue extrayendo sustancia artística que sobrepasaba por mucho la superficialidad que aparentaban los escritos del inglés nacido en Dublín.

Del homenaje literario que Gidé realiza, hemos de transcribir algunos párrafos en los cuales hace intervenir al cuentista, ahora transmutado en personaje y narrador, que sentimos caracterizan al notable Wilde. Insistimos que aquí no pretendemos realizar análisis literario sino escuchar por otra voz, la voz de Wilde (1).

NARCISO (2)

“- Ud. Escucha con los ojos, me dijo de pronto; por eso le voy a contar este cuento.

Cuando murió Narciso, las flores campestres se desolaron y pidieron al río gotas de agua para llorarlo … ¡Oh!, repuso el río, cuando todas mis gotas de agua se conviertan en lágrimas, no tendré suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo quería -¡Oh!, repusieron las flores campestres, ¿cómo no habías de querer a Narciso? Era bello. ¿Era bello? Dijo el río. -¿Y quién podría saberle mejor que tú? Diariamente inclinado en tus orillas, contemplaba en tus aguas su belleza…

Wilde detúvose un instante … Sigue leyendo

Literatura: Artículos periodísticos sobre J.D. Gómez Rojas en el periódico «Acción Directa»

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Desde hace ya un buen tiempo se viene discutiendo acerca del desarrollo y expansión de las ideas libertarias en el territorio chileno. En este debate, aparecen y se dibujan las fisonomías de algunos primeros militantes cuya participación para el movimiento libertario fue más que significativa, trascendental diríamos. Entre estas figuras, encontramos a José Domingo Gómez Rojas, asesinado en plena juventud. Los libertarios de estas tierras, desde el instante mismo de su detención y la de tantos y tantos otros compañeros, elevaron voces de protestas; impugnaron las decisiones de jueces e imprecaron a los verdugos; y, sin embargo, cayeron, en aquél año de 1920, estudiantes de la Federación de Estudiantes de Chile (FECh), anarquistas, sindicalistas, poetas, luchadores sociales.

Proceso de los subversivos

En la prisión junto a otros compañeros: Gómez Rojas está segundo (abajo a la izquierda)

Representativo de la memoria social libertaria y del recuerdo para la acción, son los artículos que transcribimos del periódico anarquista “Acción Directa”, compartido por el compañero V. Muñoz, a quien agradecemos y saludamos.

ACCIÓN DIRECTA [AÑO 1, N° 1, 2da. ÉPOCA. ÓRGANO DE LA I. W. W. SANTIAGO (CHILE)]

KALIDOSCOPIO


“Hoy, hace catorce años, un día como éste, gris, cerró sus ojos para abrirlos en la eternidad uno de los más grandes poetas revolucionarios de aquiende los mares que ha conocido nuestro siglo: José D. Gómez Rojas.
Lo teníamos presente. Pero esta mañana no sé por qué al desprender una hoja más de la efeméride libertaria, nuestra emoción temblaba al evocar la figura del mártir que cayó como aquél otro loco legendario en holocausto de sus ideas, con una sonrisa en los labios y una frase de perdón para sus verdugos. Sigue leyendo

Literatura: Sobre Antonio Acevedo Hernández

[Artículo archivado en Literatura]

¿Quién fue Antonio Acevedo Hernández? Algunos han llegado a decir de éste que fue el Padre del Teatro Social Obrero, cuyos textos resonaron en los Centros Sociales, Sindicatos, Bibliotecas, en la “Casa del Pueblo”, aplaudidas por los zapateros anarquistas y los obreros de los barrios cercanos a Av. Matta con San Diego, en el centro de la cuidad de Santiago; otros, en tanto, se refirieron a él en cuanto no era más que un carpintero seudoletrado, que más que escribir, “aserruchaba” las ideas, clavando luego las palabras que consideraba propicias, construyendo, si es que contaba con cierta habilidad de carpintero –de lo cual también se dudaba-, un mueble apenas utilitario.

Acevedo Hernandez

Antonio Acevedo Hernández (8 de marzo de 1886 - 1 de diciembre de 1962)

Así, Antonio Acevedo Hernández, una noche de hambre y pobreza y dolores del alma, como otras tantas y tantas hubo de vivir, conoció en el banco de una plaza a un joven José Domingo, amigo de obreros, anarquistas, poetas, estudiantes, sindicalistas. El poeta “cohete” le exigió ver los papeles que tenía. Y he allí, ¡eureka!, lo que muchas y muchos andaban buscando: el dramaturgo popular.

“… Tres famosos bandidos comarcanos lo prohijaron. Bajo su tutela aprendió a manejar diestramente la baraja, a empuñar con seguridad y certeza aquella escalofriante y fría amenaza que es el corvo, arma favorita del lanchero, del estibador, del minero, el guaso y el roto de las pampas. Conoció la desesperante y nerviosa inquietud de las emboscadas, las persecuciones a través del campo, las frenéticas huidas hacia la cordillera blanca e insensible, pero misericordiosa con el fugitivo. Sin embargo, su corazón lo llevaba hacia otros y muy distintos derroteros. Tenía sed y apetencia de nuevos horizontes; quería trajinar, alegre y despreocupadamente el mundo entero. Arrastrado por este singular prurito, abandona pronto a sus novelescos protectores, y abraza uno de los oficios de su padre: el de carrilano o peón ferroviario.

Empieza para él la soñada y fantástica sentimentalidad de los viajes: las salidas nocturnas de los trenes, como en un sopor de pesadilla; el lamentable aspecto de las estaciones desoladas y tristes; el espectáculo de los potreros convertidos en oro de buena ley y bajo la caricia sensual y jubilosa del sol … Este fue el impulso inicial, y posiblemente el más impresionante, que recibió su imaginación de púber rebelde y desarraigado. Principiaba ya a germinar en él la letra, inexorable y tácita semilla de la finalidad artística. Sigue leyendo

Folleto: «Universidad y Autogestión» de Ángel J. Cappelletti

La semana pasada pusimos a circular, de mano en mano y en múltiples lugares, un folleto de cuatro páginas con el texto «Universidad y Autogestión»  [archivado en Educación] del filósofo anarquista Ángel J. Cappelletti. La intención de hacer propaganda del ideal libertario y sus propuestas pedagógicas en los tiempos que corren hoy en día lo señalamos al comienzo de este folleto:

La discusión acerca de la educación no le es ajena a nadie hoy en día. La efervescencia de este interés, permite plantear alternativas y visiones que se articulan desde un pensamiento más radical -es decir, que apunta a las raíces que constituyen la problemática actual-, con el propósito de proponer y hacer más fecunda la discusión y la amplitud de miradas. Desde esta perspectiva, es ineludible el hecho de que el problema de la educación no es solamente un asunto económico; es el reflejo, más bien, de las lógicas de un sistema que nunca ha estado basado en las personas. Es en este sentido que el pensamiento anarquista se sitúa desde una crítica que busca erosionar los pilares que sustentan una educación en base al desarrollo del capitalismo, proponiendo un proyecto, en permanente construcción, cuyo fundamento sea el desarrollo libre e íntegro de todos los hombres y mujeres, basando su organización en la participación activa e igualitaria de tod@s l@s involucrad@s en el proyecto de la autogestión.

Para todas y todos los interesados en difundir este material (cuyo contenido es totalmente recomendable) hemos puesto a disposición el PDF del folleto. Son sólo cuatro páginas, es decir, dos caras de una hoja tamaño carta («tiro y retiro»), la cual va doblada la mitad. En resumen: un texto breve cargado de contenido, económico y preciso para avivar la discusión e invitar a desarrollar propuestas libertarias. Para descargarlo pueden hacer click aquí o en la imagen:

Click aquí

"Universidad y Autogestión", de Ángel J. Cappelletti

Geografía: La Geografía Vivida, la Geografía Feminista de Flora de Tristán

[Por Maximiliano Astroza – León. Texto archivado en Geografía]

LA MADRETIERRA

Hace un tiempo se nos preguntaba por qué como Grupo de Estudios no hemos dado la discusión sobre el importantísimo rol que le cupo al feminismo en la configuración de las ideas socialistas. Respecto a ello y sin desear acotar el tema, muy por el contrario sino ampliarlo, densificarlo, sustanciarlo, es que hoy, en el marco de una aproximación geográfica a los estudios latinoamericanos, reconocemos el gran aporte femenino al desarrollo de los socialismos y de una necesaria mirada socioecológica al espacio que habitamos, pues no por nada, la Humanidad, desde tiempos antiguos se ha referido a nuestro planeta como una Madre acogedora, la “Mama Pacha”, LA MADRETIERRA.

Flora Tristán (1803-1844)

Flora Tristán (1803-1844)

CAMINOS HACIA LA LIBERTAD

En nuestros debates grupales, particularmente los referidos al espacio que habitamos, surgen las ideas de libertad y solidaridad como raíz, árbol y fruto de una presente y futura construcción espacial de la anarquía. Así mismo, estas ideas constituyen motivaciones para que seres humanos se lancen a la aventura de vivir. Sin ir más lejos, Eliseo Reclus dijo, respondiendo a aquellos que juzgaron su vida y obra con la mirada inquisitorial, a los que nada o poco entendieron de su manera de comprender el universo: “He recorrido el mundo como un hombre libre”. Aquella misma mirada y juicio recibió y sufrió Flora de Tristán, mujer nacida y casada en la Europa de la primera mitad del ochocientos, atada a las contingencias económicas, las costumbres religiosas, las murmuraciones de la sociedad burguesa, la tiranía del matrimonio y del falso amor. Entonces, nos preguntamos: ¿quién fue Flora de Tristán, compara por Carlos Rama con Manuel González Prada y José Carlos Mariátegui, “a los cuales no se comprendería sin antes considerar la visión de su precursora y hermana en el socialismo”? Ella, autoproclamándose “paria” de una sociedad mentirosa y enclaustradora; ella, la que al tiempo recorrió, observó, comprendió y nos dio a conocer en sus ardientes páginas  el mundo con mirada de mujer, enfrentándolo y derribándolo, viviéndolo como una mujer apasionada, cristiana y luchadora. Sigue leyendo

Periódico CNT #381 con dos crónicas del Grupo de Estudios J. D. Gómez Rojas

Ha salido el nuevo número del periódico de la CNT, correspondiente a la edición #381. Este nuevo número reafirma el gran trabajo que hay detrás de este periódico, demostrando con ello que es uno de los proyectos más interesantes del anarquismo hoy en día.

En esta edición, la sección de «Memoria e Historia» contiene dos crónicas acerca de las últimas dos jornadas de estudios que hemos realizado como Grupo: el Centenario de la Federación Obrera de Magallanes y el 75° Aniversario de la Revolución Social en España.

El periódico se puede leer gratuitamente en PDF ingresando a la página del Periódico CNT o echándole un vistazo al PDF Online, disponible en ISSUU. De todos modos, lo dejamos acá. Sólo es necesario hacer click en la portada para leer (son 27 MB):

Click aquí

Periódico CNT #381. Click en la imagen para leer.

Pueden encontrar mucha más información y periódicos en el sitio web del Periódico CNT: http://www.cnt.es/periodico/

Geografía: Prefacio de «El Hombre y la Tierra» de Elíseo Reclus [incluye la introducción de Odón de Buen]

Reclus, “geógrafo pero anarquista, anarquista pero geógrafo” según sus propias palabras, científico y escritor, además de revolucionario en la “Comuna” de París (1871), prisionero y exiliado, escribió una enorme cantidad de páginas sobre estudios terrestres: “La Tierra” (2 vols.), texto referente a las características geográfico-físicas del globo terrestre, una de las obras más destacadas del ámbito en los años en que fue publicada; “La Nueva Geografía Universal” (6 vols. ó 19 vols, según distintas ediciones), una extensísima, voluminosa y potente geografía regional mundial que abarca los elementos naturales en relación con los humanos, obra escrita en colaboración con su hermano Onésimo, Pedro Kropotkin y otros tantos geógrafos y etnólogos libertarios, es una investigación a la altura de las escritas por Alejandro de Humboldt o C. Ritter; teniendo un final espectacular para una trilogía inigualable en la teoría y ciencia libertaria: “El Hombre y la Tierra” ( 6 vols., traducida al español por Anselmo Lorenzo para la Escuela Moderna promovida por Francisco Ferrer y Guardia), un verdadero compendio de Geografía Social según las propias palabras de Reclus.

A todo lo anterior se agregan un número impresionante de mapas, fotografías, grabados, estadísticas y dibujos, que no dejaron indiferente a ninguno de los grandes científicos de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Algunos llegan a señalar más de treinta mil páginas escritas de puño del geógrafo anarquista. Entonces, teniendo en cuenta la trascendencia para la ciencia y la teoría anarquista: ¿por qué quedó en el olvido? Respuestas hay de varios tipos, pero con la que más nos identificamos es que la geografía reclusiana coloca en tensión el desarrollo del pensamiento científico y geográfico, junto al poder y el ejercicio de una ciencia no comprometida con los explotados y la naturaleza,   provocando un cuestionamiento a la desintegración de las ciencias en humanas y naturales, y aún más: cuestiona la división en ramas, disciplinas, subdisciplinas, apostando a una “Geografía Social”, integradora, “interdisciplinaria”, algunos dirían hoy.

Afiche de las Juventudes Libertarias. España, 1936.

Afiche de las Juventudes Libertarias. España, 1936.

Por esta razón, y con nuestras muy escasas fuerzas, hemos decidido develar la importancia para la teoría y práctica anarquista de este geógrafo francés, latinoamericano por convicción, comprometiéndonos con propagar y difundir su obra en cuantos lugares y modos podamos. De allí entonces que colocamos a disposición de quienes se interesen, la presentación, introducción y primer párrafo de la obra “El Hombre y la Tierra”, porque en tiempos en que algunos promueven un pensamiento libertario sustentado en el materialismo histórico y dialéctico, nosotros, junto a Reclus (y su amigo Pedro Kropotkin), evocamos un anarquismo basado en los principios del apoyo mutuo, de su naturalidad y de la posibilidad de realización concreta gracias a la voluntad cooperativa humana en armonía con los principios humanos, porque “La Anarquía es la máxima expresión del orden”.

Por último, para quienes vivan en Santiago de Chile, lugar desde el que escribimos y trabajamos, las obras de Eliseo Reclus pueden ser encontradas en las Bibliotecas Nacional de Chile, de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y de Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Chile, entre otras.

El siguiente texto será archivado, en formato PDF, en la sección de Geografía:

El Hombre y la Tierra, por Elíseo Reclus [Versión Española de A. Lorenzo, para la Escuela Moderna de Barcelona (1906), revisada por Odón de Buen]

A LOS LECTORES, por Odón de Buen

            Presta la Escuela Moderna, de Barcelona, un servicio de incalculable valor, ofreciendo la traducción de esta obra a cuantos hablan el idioma castellano. Si se vulgariza su lectura entre nosotros, si cuantos la lean procurasen reflexionar las conclusiones trascendentales que el autor deduce, pudiera tener el libro de Reclus grande influencia en los destinos de nuestra raza.

            Ni he de caer en el ridículo de presentar ante los lectores españoles e íbero-americanos a una personalidad de tan justa fama, de tan universal renombre como Elíseo Reclus, ni he de tener el atrevimiento imperdonable de criticar a priori la síntesis grandiosa que se vislumbra desde luego en el plan de esta obra y en el desarrollo de los primeros capítulos.

            A fuer de naturalista, por mis convicciones filosóficas y por la profesión a que consagro mi vida, siempre en ellas inspirado, he de felicitarme por la publicación de esta obra, de que el gran Reclus con su inmensa cultura, con su genio sintético, emprendiese esta labor y la haya llevado a feliz término. Poner de relieve la armonía entre la evolución de nuestro planeta y la evolución humana, es el propósito del libro; y la evolución de la tierra es un capítulo de la eterna evolución cósmica; por lo cual, en último término, se deducirá de los hechos acumulados que no hay nada extra-material ni en el origen, ni en el desenvolvimiento individual, ni en la evolución social del hombre.

            La ignorancia sostuvo mucho tiempo el error geocéntrico; divino el origen del hombre, santa había de ser la Tierra que habitaba. Y nuestro Globo terrestre, tan humilde a los ojos de la ciencia astronómica, se convirtió en planeta privilegiado, centro del universo, para los ignorantes.

            Fue el orgullo humano sostén firmísimo del error antropocéntrico; como viven orgullosos de sus pergaminos los representantes de la que fue un tiempo poderosa aristocracia, reducida hoy a un apéndice social atrofiado, sin función, se escudan en su origen divino, en su condición de personajes del pueblo elegido, todos los que mantienen la ignorancia individual y la barbarie colectiva en el Mundo. Sigue leyendo

Geografía: «La teoría anarquista es una teoría geográfica» [Carta de Richard Peet a Piotr Kropotkin]

La afirmación de la realización espacial del anarquismo no debe ni puede quedar sin discusión. En esta “Carta a Kropotkin”, el geógrafo Richard Peet propone volver a los clásicos del anarquismo para entender el anarquismo como para construir colectivamente una sociedad alternativa al capitalismo y al socialismo autoritario, una nueva sociedad basada en la cooperación y el apoyo mutuo, procesos centrales del desenvolvimiento humano y natural.

Piotr Kropotkin

Piotr Kropotkin: "geólogo y geógrafo de profesión, biólogo por afición" (A. Cappelletti)

Hoy en día, cuando muchos siguen sustentando una aproximación dialéctica y materialista histórica para la fundamentación de una teoría y una práctica libertaria, nos es más necesario que nunca revisar y revalorizar las posiciones sustentadas por Kropotkin en sus textos “El apoyo mutuo”, “Campos, fábricas y talleres” y “La conquista del Pan” (al tiempo que releemos a Carlos Darwin), en tanto el anarquista y geógrafo Kropotkin nos devela una mirada que coloca en el centro el método inductivo-deductivo y el apoyo mutuo para la comprensión histórica del desarrollo del universo y una propuesta espacial. Esto último nos lleva a tomar posición en favor de un Anarquismo que no se diluye en el método dialéctico y sobrepasa el materialismo histórico, “pues es éticamente humano, natural y geográficamente realizable”.

El siguiente documento será archivado en nuestra sección de Geografía:

CARTA A KROPOTKIN

Por Richard Peet (Clark University)

Según Kropotkin, la sustancia de la historia la forma la lucha entre las fuerzas de ayuda mutua y cooperación por un lado y, las de competencia y egoísmo humano por el otro.  La historia escrita analiza, describe y, lo que es más importante, glorifica la autoafirmación del individuo o de grupos de individuos, sus luchas por la superioridad y los conflictos que originan. La historia tal como ha sido escrita es casi totalmente una descripción de las formas y los medios en que la teocracia, el poder militar, la autocracia y, más tarde, el dominio de las clases más poderosas se han promovido, establecido y mantenido. Kropotkin proclama que esto supone  una ceguera ideológica, cuyo propósito es la justificación del capitalismo y hacernos olvidar el papel histórico que ha tenido la ayuda mutua, prácticas que nacen de los sentimientos de los hombres de solidaridad humana y sociabilidad. La ayuda mutua creó las auténticas condiciones para una vida social en la que el hombre pudo desarrollar sus artes, su conocimiento y su inteligencia. Su conclusión es la de que los períodos en que las instituciones basadas en la ayuda mutua se desarrollaron más completamente fueron también los períodos de máximo progreso en las artes, la industria y la ciencia.

            En términos del desarrollo de la teoría revolucionaria, el papel desempeñado por Kropotkin y los anarquistas es el de añadir una profundidad antropológica al análisis sociológico de Marx y de sus seguidores. Kropotkin arguye que debería construirse la alternativa al capitalismo a partir de las lecciones aprendidas del gran barrido de la historia. Su investigación empírica demuestra que durante largos períodos de tiempo los humanos vivimos en grupos organizados en torno a los principios de cooperación y de apoyo mutuo. Se vio que estas eran las únicas bases permanente para la vida social; la cooperación y el altruismo eran necesarios para la supervivencia de la propia progenie, esto fue incluso reconocido por Darwin [Montagu, A., Darwin: Competition and Cooperation, pág. 95, Henry Schuman, Nueva York, 1952.]. Nosotros venimos de una larga línea de estructuras cooperativas, y es a esos principios de cooperación y de ayuda mutua en todos los aspectos de la vida, a lo que debemos volver. Sigue leyendo

Filosofía: «Somos anarquistas», por Helios en «El Sembrador» (#31, 1923)

¿Qué podemos inferir de textos tan breves? “Sociología callejera”, diría Pio Baroja. No, en realidad pensamos como Isaac Puente, el médico anarquista, en su magnífico folleto “El comunismo libertario”:

Lo que llamamos buen sentido, rapidez de visión, capacidad de intuición, iniciativa y originalidad, no se compran ni venden en las universidades, y las poseen lo mismo intelectuales que analfabetos.

Claro, no creemos en “iluminados” que posean fórmulas para la revolución social y sentimos una profunda aversión, al igual que Gustav Landauer, a modelar el futuro según ideas preconcebidas.

Entonces, volvemos a preguntar ¿Qué podemos inferir de textos tan breves? El texto que presentamos hoy se refiere a la reflexión simplemente humana, que así como trasciende la condición intelectual de cada individuo, puede trascender cualquier otra barrera impuesta:

Somos anarquistas porque no hallamos motivos ni razón para que los hombres nos dividamos en ricos y pobres, en tiranos y esclavos.

Pero, como siempre, hay palabras escondidas entrelíneas (¡al final, el texto no era tan breve!), profundas reflexiones que desarticulan las costumbres del capitalismo y del Estado. Por ejemplo, al releer estos párrafos, recordamos el cuarto capítulo de “Campos, fábricas y talleres” de Piotr Kropotkin, titulado “Los recursos de la agricultura”. Allí Kropotkin, justamente, busca demostrar que nadie tiene derecho a apoderarse de los bienes de la naturaleza, señalando las falencias y falsedades de la doctrina de Malthus, que en aquel entonces justificaba desde la ciencia la existencia de clases privilegiadas y de clases desheredadas como un hecho inevitable, como un orden intrínseco de los hombres.

Es, sin duda, un tema largo como para tratarlo en una introducción. Pero volvemos a preguntar: ¿Qué podemos inferir de textos tan breves? Muchísimo. Cada párrafo es una invitación a hacer relaciones entre pensadores, discusiones entre compañeras y compañeros, propaganda en nuestros lugares cotidianos. El pensamiento y la acción florecen en el ideario anarquista.

El texto está archivado en “Filosofía”. También es de Helios (qué gran pensador anónimo!) y fue publicado en 1923 en «El Sembrador». Lo dejamos a continuación:

SOMOS ANARQUISTAS

Somos anarquistas porque queremos que desaparezca de las sociedades humanas la explotación y la tiranía de unos hombres contra otros hombres.

            Somos anarquistas porque deseamos que todos los seres humanos al nacer hallen en las sociedades de sus semejantes el medio y los elementos necesarios para disfrutar y gozar el placer de vivir, desarrollando libre y espontáneamente las aptitudes y los sentimientos de su propia naturaleza.

            Somos anarquistas porque por amar a la vida no podemos soportar que haya a nuestro alrededor seres que vivan en la más abyecta esclavitud y en la más negra y aniquiladora miseria.

            Somos anarquistas porque no hallamos motivos ni razón para que los hombres nos dividamos en ricos y pobres, en tiranos y esclavos.

            Somos anarquistas porque queremos un estado social en que todos los seres humanos podamos vivir libremente, estudiando y trabajando en provecho propio y de los demás.

            Somos anarquistas porque la razón nos demuestra que nadie tiene derecho a apoderarse de los bienes de la naturaleza para privar a los demás seres humanos de los elementos necesarios a la existencia y someterlo a la esclavitud y a la miseria.

            Somos anarquistas porque queremos ver la humanidad disfrutar hermanada de todos los bienes de la vida.

Helios [Texto aparecido originalmente en el semanario anarquista “El Sembrador”, #31, año I, Sábado 10 de marzo de 1923, Iquique, Chile]