[Leer en PDF. Archivado en Filosofía.]
Ángel José Cappelletti (1925-1995) es conocido, sobre todo, por dos libros: «La ideología anarquista», libro de amplia difusión, y «El anarquismo en América Latina», historia y antología que realizó junto a su amigo Carlos Rama, otro gran intelectual de América Latina.
Ángel J. Cappelletti (1925-1995)
No obstante, la obra de Cappelletti es mucho más amplia: además de innumerables ensayos, este anarquista rosarino publicó más de ochenta obras, entre las cuales no están contadas las diversas traducciones que realizó desde el latín, el griego clásico, el italiano y el francés. Esta amplia producción bibliográfica es, además, admirable, no sólo por sus estudios de autores anarquistas como Rudolf Rocker, Piotr Kropotkin, Mijail Bakunin o Errico Malatesta, sino también por la amplitud de temas. Dentro de sus investigaciones, figuran destacados estudios sobre filosofía griega (que abarcan desde el Gorgias del Platón, pasando por la Poética de Aristóteles y el pensamiento de presocráticos como Demócrito y Anaxágoras, hasta el grandioso trabajo en torno al estoicismo que reúne tanto a Zenón de Citio como a Séneca), filosofía medieval (con espléndidos estudios sobre Meister Eckhart y Santo Tomás, por ejemplo) y filosofía moderna (donde estudió, por nombrar algunos, a Étienne Bonnot de Condillac, David Hume y a Etienne de La Boetié), además de varios estudios sobre filosofía oriental, donde el taoísmo y la figura de Lao-Tsé fueron los tópicos que más desarrolló.
Entre quienes se dedican actualmente a la filosofía, y más aún para quienes recién comienzan, la obra de Ángel Cappelletti es un gran apoyo bibliográfico, sobre todo para los que se esmeran por desarrollar el pensamiento filosófico (desde Grecia hasta la actualidad) desde el anarquismo.
¿Se podrá acusar que todo esto es teoría estéril, mero desarrollo teórico para anarquistas de escritorio? Cappelletti murió hace más de quince años. De un tiempo a esta parte, podemos reconocer con claridad que su obra ha sido un gran aporte para aprender, difundir y clarificar el anarquismo en América Latina y el mundo. Fue un gran intelectual y era de América Latina. No sabemos si hay alguien que lo equipare, más aún porque en el germen de la anarquía el pensamiento y la acción, la teoría y la práctica, se confunden, se hacen idénticos: lecturas que nos llaman a actuar y un actuar que nos llama a instruirnos por nuestra propia cuenta. Sería inútil decir que las hojas escritas por Ángel Cappelletti quedaron acumuladas en un escritorio.
Por eso nos llamó la atención esta entrevista: es de 1992, cuando Cappelletti tenía 67 años. Ha tenido un gran recorrido, ha conocido a diversos personajes, muchos de ellos en el olvido de historiadores e intelectuales. En este conversación, nuestro autor podría explayarse en sus conocimientos de la anarquía, no obstante, prefiere referirse a los diversos equívocos que existen sobre el anarquismo y que siguen presentes hoy en día. Quizás en reconocer dichos equívocos está el futuro del anarquismo, así como en la reflexión sobre los nuevos ritmos que va tomando el ideal, sobre todo cuando «se ha dispersado en una cantidad de movimientos, que en muchos casos ni siquiera tienen conciencia de que son anarquistas», y la primordial ideal de que «no se trata de reformarnos interiormente para cambiar la sociedad todos juntos. Se trata de un proceso de interacción, porque yo no puedo llevar adelante una reforma total de mí mismo, en una sociedad como ésta».
En fin. Recomendamos leer esta breve entrevista y, más aún, recomendamos hacerlo con mucha atención:
“El futuro del anarquismo”: conversación con Ángel J. Cappelletti
Entrevista a cargo de J. Diana, publicada en el periódico «El Nacional», México, D.F. Abril 8 de 1992. Reproducido en «Polémica», Barcelona, Junio de 1992[*].
– Si consideramos el significado etimológico de anarché «ausencia de principio», el concepto de «anarquismo» parecería referir una noción intrínsecamente contradictoria.
– Aquí hay un equívoco que, por cierto, es bastante frecuente. El anarquismo no niega -como mucho suponen- un principio de organización. Más aún: ni siquiera niega el poder. Hay un poder que el anarquismo reconoce como hecho. El poder es inherente a todo individuo y a todo grupo humano. Cada miembro de cualquier sociedad tiene un determinado poder. Si este poder no es interferido artificialmente, se equilibra con los de los demás. Entonces, lo que el anarquismo niega en principio no es el poder, ni siquiera el poder político como tal, sino el Estado, la concentración del poder que implica una división tajante y permanente entre el que decide y el que ejecuta, entre el que manda y el que obedece. Sigue leyendo →